Personalizar el coche ya no es cosa de unos pocos aficionados al motor. Cada vez son más los conductores que deciden dar un paso más allá del modelo de serie, ya sea para mejorar la estética, ganar confort o adaptar el vehículo a un uso concreto. Llantas diferentes, suspensiones deportivas o pequeños retoques electrónicos forman parte del día a día en los talleres. Pero pocos saben que no toda modificación puede hacerse sin más.
Aunque la ITV esté recién pasada y tenga meses —o incluso años— por delante antes de caducar, hay ciertos cambios que obligan legalmente a volver a la estación de inspección. No hacerlo no solo puede suponer una sanción económica, sino también un problema serio de seguridad y de cobertura del seguro.
5Modificaciones en el sistema de alumbrado
La iluminación es otro aspecto clave para la seguridad, tanto para ver como para ser visto. Cambiar un faro o un piloto es legal siempre que el nuevo componente esté homologado y se instale exactamente en la misma posición que el original. El problema llega cuando se modifica el tipo de luz o su ubicación.
Pasar de halógeno a LED, instalar kits de xenón no originales o añadir faros auxiliares de largo alcance son reformas que obligan a acudir a la ITV. Un sistema incorrecto puede deslumbrar a otros conductores y aumentar el riesgo de accidente. Por eso, en la inspección se revisa la homologación, la altura, la intensidad y el reglaje de las luces.








