Personalizar el coche ya no es cosa de unos pocos aficionados al motor. Cada vez son más los conductores que deciden dar un paso más allá del modelo de serie, ya sea para mejorar la estética, ganar confort o adaptar el vehículo a un uso concreto. Llantas diferentes, suspensiones deportivas o pequeños retoques electrónicos forman parte del día a día en los talleres. Pero pocos saben que no toda modificación puede hacerse sin más.
Aunque la ITV esté recién pasada y tenga meses —o incluso años— por delante antes de caducar, hay ciertos cambios que obligan legalmente a volver a la estación de inspección. No hacerlo no solo puede suponer una sanción económica, sino también un problema serio de seguridad y de cobertura del seguro.
4Cambios en motor, escape o admisión
La centralita electrónica es el cerebro del vehículo: controla parámetros tan sensibles como la potencia, el consumo o las emisiones. Reprogramarla para ganar prestaciones es cada vez más común, pero también es una de las reformas más vigiladas. Cualquier modificación en la gestión electrónica del motor obliga a pasar por la ITV por reforma.
Lo mismo ocurre con cambios en el sistema de escape o de admisión. Sustituir catalizadores, filtros de partículas, silenciosos o filtros de aire por otros distintos a los de origen afecta al nivel de ruido y a los gases contaminantes. Si no son recambios equivalentes, la ITV debe certificar que el vehículo sigue cumpliendo la normativa medioambiental y de seguridad.








