Personalizar el coche ya no es cosa de unos pocos aficionados al motor. Cada vez son más los conductores que deciden dar un paso más allá del modelo de serie, ya sea para mejorar la estética, ganar confort o adaptar el vehículo a un uso concreto. Llantas diferentes, suspensiones deportivas o pequeños retoques electrónicos forman parte del día a día en los talleres. Pero pocos saben que no toda modificación puede hacerse sin más.
Aunque la ITV esté recién pasada y tenga meses —o incluso años— por delante antes de caducar, hay ciertos cambios que obligan legalmente a volver a la estación de inspección. No hacerlo no solo puede suponer una sanción económica, sino también un problema serio de seguridad y de cobertura del seguro.
2Modificaciones en la suspensión o las alturas
Otra práctica muy extendida es bajar el coche para lograr un aspecto más deportivo o mejorar el paso por curva. Cambiar muelles, amortiguadores o kits completos de suspensión afecta directamente al comportamiento dinámico del vehículo, al centro de gravedad y a la estabilidad en frenadas y curvas.
No importa que el cambio sea ‘ligero’ o que el coche apenas varíe unos milímetros su altura. Cualquier modificación en la suspensión obliga a pasar por la ITV, aunque la inspección periódica esté vigente. En la estación se comprobará que los nuevos componentes son compatibles, están homologados y no ponen en riesgo la seguridad vial.








