¿Alguna vez has sentido que, tras el cambio de hora, conducir se vuelve más incómodo, incluso aunque sea el mismo trayecto? No es casualidad. Con la llegada del horario de invierno, ajustamos el reloj, pero el cuerpo y los sentidos necesitan tiempo para adaptarse. La Guardia Civil advierte: este pequeño ‘desfase’ aumenta los riesgos y pone a prueba nuestra capacidad de reacción al volante.
El paisaje cambia, la luz desaparece antes y tu nivel de atención no es el mismo. De repente, vuelves a casa de noche, te sientes más cansado y los reflejos parecen ir un paso por detrás. El cambio de hora no solo modifica el entorno, también afecta a nuestra mente y a nuestro cuerpo. Por eso, entender cómo influye en la conducción es clave para seguir circulando de forma segura.
3La somnolencia: el enemigo silencioso al volante
Retrasar el reloj una hora no siempre es un regalo para el cuerpo. La alteración del ritmo circadiano puede darnos noches de peor descanso, sensación de cansancio diurno e incluso cambios en el estado de ánimo. La Guardia Civil alerta de que los días posteriores al cambio de hora aumentan los casos de somnolencia al volante, uno de los factores de riesgo más peligrosos en carretera.
Un conductor con sueño reacciona más tarde, comete más errores y puede incluso quedarse dormido. Basta una pequeña distracción para invadir el carril contrario o no frenar a tiempo. Por eso, la DGT y la Guardia Civil recomiendan mantener horarios regulares de sueño y comidas, evitar conducir en las horas de más fatiga y dormir al menos ocho horas.








