¿Alguna vez has sentido que, tras el cambio de hora, conducir se vuelve más incómodo, incluso aunque sea el mismo trayecto? No es casualidad. Con la llegada del horario de invierno, ajustamos el reloj, pero el cuerpo y los sentidos necesitan tiempo para adaptarse. La Guardia Civil advierte: este pequeño ‘desfase’ aumenta los riesgos y pone a prueba nuestra capacidad de reacción al volante.
El paisaje cambia, la luz desaparece antes y tu nivel de atención no es el mismo. De repente, vuelves a casa de noche, te sientes más cansado y los reflejos parecen ir un paso por detrás. El cambio de hora no solo modifica el entorno, también afecta a nuestra mente y a nuestro cuerpo. Por eso, entender cómo influye en la conducción es clave para seguir circulando de forma segura.
2Visibilidad y mantenimiento: dos aliados imprescindibles
La Guardia Civil insiste: antes del cambio de hora, es importante revisar el sistema de iluminación del vehículo. Las luces deben estar correctamente alineadas y en perfecto estado para evitar deslumbramientos o puntos ciegos. También es fundamental comprobar el parabrisas y los ‘limpias’, pues con la llegada del otoño aumentan las precipitaciones y la suciedad en el cristal puede distorsionar la visión.
Con menor intensidad lumínica, las luces diurnas cobran más importancia. Mantenlas encendidas para que otros conductores te detecten con facilidad. Y si sufres un deslumbramiento, baja la vista hacia la derecha y guíate por la línea del arcén para evitar perder la referencia de la carretera. Es un pequeño gesto que te puede salvar de un accidente.








