En 1973, BMW sorprendía al mundo con un coche que no solo era rápido, sino también adelantado a su tiempo. El predeceor del BMW M2, el 2002 Turbo, inauguró una nueva era en la ingeniería automotriz: fue el primer vehículo europeo de producción con un motor turboalimentado, capaz de alcanzar los 100 km/h en menos de siete segundos. Su aspecto agresivo, sus aletas ensanchadas, los colores de BMW Motorsport y aquel provocador ‘2002 turbo’ invertido en el spoiler delantero –pensado para ser leído en los retrovisores de quienes eran adelantados en la autopista– marcaron una época y cimentaron la reputación deportiva de la marca.
Serie ultralimitada y con cambio manual
Hoy, más de medio siglo después, BMW rescata ese legado con la BMW M2 Turbo Design Edition, una serie ultralimitada que será producida a partir de enero de 2026. Este modelo encarna el espíritu del original con una mezcla de artesanía, potencia y nostalgia controlada. Solo estará disponible con una transmisión manual de seis velocidades y un precio base de 71.400 euros (más gastos de destino y manejo), lo que deja claro que está destinada a los puristas del volante.
El exterior del BMW nuevo M2 rinde tributo directo al 2002 Turbo. Su pintura Alpine White sirve como lienzo para las franjas tricolores pintadas a mano que recorren el capó, el techo y la tapa del maletero. En la parte frontal, una franja negra con la inscripción ‘turbo’ escrita al revés reproduce el detalle más emblemático del clásico de 1973.
En la zaga, un alerón de fibra de carbono tomado del catálogo M Performance y un emblema ‘turbo’ exclusivo completan el homenaje visual. Las llantas de serie son de diseño M de doble radio (estilo 930M) en negro, aunque se pueden sustituir por las M Performance 1000M en color Bronze Mate, una opción que acentúa la estética retro.
Interior del BMW M2 Turbo Design Edition
El interior, pensado para quienes disfrutan del arte de conducir, combina lujo y deportividad con guiños al pasado. Los umbrales de las puertas lucen el logotipo ‘M2 turbo’, y los asientos deportivos M están tapizados en cuero Vernasca negro con detalles en los colores M, evocando las franjas exteriores.
Los más exigentes pueden optar por los baquets de carbono M, también con inserciones tricolor. En el túnel central, una placa con la palabra ‘turbo’ sobre los colores de Motorsport recuerda que este coche no es uno más. Frente al conductor, un volante calefactable en Alcántara y un completo Head-Up Display refuerzan la conexión entre tradición analógica y tecnología digital.
El equipamiento de serie incluye faros Full LED adaptativos, molduras interiores de fibra de carbono, el sistema Live Cockpit Professional, cargador inalámbrico y un conjunto de asistencias que no interfieren con la pureza de la conducción. Para quienes buscan algo más, el M Driver’s Package eleva la velocidad máxima hasta 285 km/h y libera el verdadero potencial de este deportivo.
Seis cilindros en línea y 473 CV
Debajo del capó, el nuevo BMW M2 Turbo Design Edition lleva el ADN moderno de BMW M: un motor seis cilindros en línea de 3.0 litros con tecnología TwinPower Turbo, que desarrolla 473 CV y 406 Nm de par. Acelera de 0 a 100 km/h en solo 4,1 segundos, entregando una respuesta lineal y un sonido que combina precisión mecánica con emoción pura. Es, en esencia, la reinterpretación del concepto original: máxima intensidad sin sacrificar la usabilidad diaria. No llega al rendimiento, lógicamente, del M2 CS (aquí más información).
El 2002 Turbo fue una declaración de intenciones: demostraba que la ingeniería alemana podía ser tan emocionante como eficaz. Cincuenta años después, el M2 Turbo Design Edition recupera aquel mensaje para una nueva generación de entusiastas. No se trata solo de un coche conmemorativo, sino de un símbolo de continuidad. Una máquina que une la historia con el presente, el rugido del turbo clásico con la sofisticación del siglo XXI.
En palabras no dichas pero evidentes en cada trazo, la marca alemana recuerda con este modelo que los mitos no se reinventan: se reafirman. Y el M2 Turbo Design Edition lo hace con el mismo ímpetu con el que el 2002 Turbo conquistó la carretera en 1973.
