Cada noviembre, la maquinaria logística de Amazon entra en una fase de máxima exigencia. El Black Friday transforma el reparto urbano en un auténtico desafío operativo, donde cada segundo cuenta y las furgonetas se convierten en el centro neurálgico de una operación masiva. La presión se multiplica, los tiempos se reducen y los procesos deben funcionar con una precisión casi perfecta.
Durante esta campaña, los vehículos de reparto y sus conductores asumen una carga extraordinaria. Aumentan los trayectos, se intensifican los arranques y paradas, y el ritmo se acelera de forma constante. Para Amazon, que gestiona una de las mayores flotas urbanas del mundo, el Black Friday no es solo un pico estacional: es la prueba definitiva de resistencia, eficiencia y capacidad de respuesta.
4La tecnología como aliada: datos que anticipan problemas
En un escenario tan exigente como el Black Friday, contar con tecnología de monitorización y gestión marca la diferencia entre un día de reparto fluido o con retrasos. Permite supervisar el estado de las furgonetas en tiempo real, conocer patrones de uso y anticipar posibles averías, lo que resulta especialmente importante cuando la flota no puede permitirse paradas inesperadas.
Amazon lleva años apostando por estas soluciones y, en estas semanas críticas, su eficacia se hace más evidente. La telemetría, combinada con el análisis avanzado, permite ajustar rutas, reducir tiempos muertos, optimizar el consumo y prolongar la vida útil de los vehículos. Estas herramientas no solo mejoran la eficiencia, también contribuyen al bienestar de los conductores y a la sostenibilidad operativa.








