El reloj ya está en marcha. En apenas unos meses, los clásicos triángulos de emergencia que todos llevamos en el maletero pasarán a la historia. A partir del 1 de enero de 2026, la baliza V16 conectada será el único dispositivo autorizado por la DGT para señalizar incidencias en carretera. Este pequeño elemento luminoso, que se coloca sobre el techo del coche y envía la ubicación del vehículo a la nube de tráfico de la DGT, marcará el inicio de una nueva era en materia de seguridad vial.
Sin embargo, la transición no está siendo tan sencilla como parece. España cuenta con más de 30 millones de vehículos en circulación, y actualmente solo el 10% dispone de este dispositivo. Eso significa que en menos de doce semanas —antes de que acabe el año— millones de conductores deberán adquirir su baliza. Y los expertos alertan: si todo el mundo espera al último momento, podríamos revivir una escena similar a la de la “crisis del papel higiénico” de 2020, con colas, desabastecimiento y precios disparados.
2La carrera contrarreloj por las balizas ha comenzado
Pero no todo es tan luminoso como la V16 promete. El problema está en el calendario. El 1 de enero de 2026 no queda lejos y, según las estimaciones de los fabricantes, el pico de demanda se producirá en los últimos meses de 2025. Si cada conductor decide comprar su baliza en diciembre, el mercado podría colapsar.
“El tiempo es ahora el principal enemigo”, explica Alejandro González, CMO de Netun Solutions, la empresa española pionera en desarrollar la primera V16 conectada homologada por la DGT. “Si la gente espera al último momento, se producirá un cuello de botella: millones de compras concentradas en pocas semanas, saturando fábricas, distribuidores y canales online. Ya lo vimos antes con los triángulos de emergencia o con la transición de la TDT: cuando todo el mundo compra a la vez, el mercado sufre.”








