¿Por qué es tan complicado acceder a las ayudas para comprar coches eléctricos? Si has intentado beneficiarte de los famosos planes MOVES, habrás pasado por la frustración de esperar meses, incluso más de un año, a que el dinero prometido llegara por fin. Pues el Gobierno ha decidido cortar por lo sano para solucionar este caos burocrático.
Pero la solución que han puesto sobre la mesa podría crear un problema aún mayor, trasladando toda la presión a los concesionarios de coches. Un movimiento que, según voces del sector, podría ser la puntilla para muchos negocios.
2Una carga inesperada
Si pensabas que centralizar la gestión significaba que el Gobierno te pagaría directamente a ti, te equivocabas. El Ministerio de Industria ha descartado la idea del pago directo al comprador. En su lugar, se va a aplicar un esquema ya probado en programas menores, como el Plan Reinicia Auto+ (destinado a afectados por la DANA). Serán los concesionarios quienes se encarguen de gestionar, tramitar y abonar el dinero de la ayuda al cliente en el momento de la compra.
El plan parece la solución perfecta para el comprador, ya que recibe el beneficio de forma inmediata. Sin embargo, para los concesionarios, este movimiento es visto con enorme cautela y, en muchos casos, con terror. ¿Por qué?
La clave está en la capacidad del Gobierno para pagar a tiempo a la propia red de concesionarios.
Si el mecanismo funciona bien, abonando el concesionario la ayuda al cliente y pagando rápido el Ministerio de Industria, el sistema sería viable. Pero la realidad en España, y la experiencia previa con los MOVES lo demuestra, no invita al optimismo.
El mayor miedo de la patronal es que, al ampliar este método a todo el país y a la totalidad de las ayudas, el caos se mude de las Comunidades Autónomas al Ministerio. Si un concesionario vende 100 coches eléctricos en un mes, y la ayuda media es de 7.000 euros, tiene que adelantar, o al menos gestionar el pago, de 700.000 euros. Si el Estado tarda dos, tres o seis meses en devolver ese dinero, los concesionarios se enfrentan a un problema de liquidez insostenible. Estarían financiando la política de incentivos del Gobierno con su propio capital circulante.
Fuentes del sector ya han dejado claro que se niegan en rotundo a adelantar los incentivos de sus cuentas. No es lo mismo ser un canal de pago con dinero ya ingresado por el Estado que tener que poner el dinero de tu negocio, con la incertidumbre de cuándo lo recuperarás. El temor es que lo que empieza como un pago inmediato con fondos estatales, se convierta en la práctica en una obligación de prefinanciar la ayuda.
En un pequeño o mediano concesionario, los márgenes de beneficio ya son ajustados. Si tiene que mantener una deuda de cientos de miles de euros con el Gobierno a la espera de un reembolso incierto, puede traducirse en problemas serios de tesorería y, en el peor de los casos, en la quiebra. El efecto sobre el sector sería el contrario al esperado.








