El tráfico está cambiando en toda España, y con él, también lo hacen los límites de velocidad. Lo que antes parecía impensable —circular a 70 km/h o menos por una autopista— empieza a convertirse en una realidad en distintos tramos del país. Varias comunidades han comenzado a aplicar límites más bajos en algunas autopistas con el objetivo de mejorar la seguridad, reducir emisiones y disminuir el ruido que afecta a miles de vecinos que viven junto a estas vías.
No se trata de una medida aislada, sino de una tendencia que irá en aumento. La reducción de velocidad en determinados tramos responde a un nuevo enfoque de movilidad sostenible que prioriza la seguridad vial y la calidad de vida. Y aunque para muchos conductores es una noticia difícil de digerir, las autoridades aseguran que los cambios están más que justificados.
2Los primeros ejemplos: Barcelona, Madrid y el País Vasco
Barcelona fue una de las ciudades pioneras en aplicar límites de 60–80 km/h en las autopistas de acceso al área metropolitana, según el Servei Català de Trànsit. En tramos como la C-31, C-32 o C-33, la velocidad está limitada a 80 km/h, y en episodios de alta contaminación baja a 70 km/h. Esta medida ha permitido reducir tanto el ruido nocturno como las emisiones de vehículos que acceden diariamente a la capital catalana.
Madrid siguió una senda parecida, aplicando límites variables en la M-30 y en tramos de la M-40, M-45 y M-50. Aunque no todos son estrictamente autopistas, sí forman parte del corredor metropolitano donde se realiza el mayor número de desplazamientos diarios. En momentos de alta polución, el límite se reduce también a 70 km/h.
El País Vasco, por su parte, ha introducido límites de 70 km/h en tramos concretos de la A-8 a su paso por Bilbao y en zonas con alta densidad urbana, con el fin de mitigar el ruido nocturno. Esta medida ha sido bien recibida por vecinos afectados por el tráfico constante las 24 horas del día.








