Los atascos son una realidad cotidiana que afecta a millones de conductores en todo el mundo. Perder horas frente al volante, rodeado de coches parados, no solo resulta agotador; también tiene un alto coste económico y emocional. Lejos de mejorar, la movilidad urbana parece cada vez más limitada para el ciudadano medio, atrapado en carreteras colapsadas y transportes públicos saturados.
En contraste, las élites económicas disfrutan de alternativas que les permiten escapar del suplicio: jets privados, helicópteros urbanos, chóferes que conocen rutas exclusivas o coches de lujo equipados con todas las comodidades. «Los atascos son para los pobres», expresó Wolfgang Porsche, miembro de la familia fundadora del icónico fabricante alemán. Y aunque pueda sonar elitista, hay mucha verdad en sus palabras.
3Alternativas exclusivas: de helicópteros a jets privados

Pero la verdadera escapatoria de los atascos no está en los coches de lujo, sino en las alternativas aéreas y privadas. En ciudades como São Paulo, Nueva York o Ciudad de México, el uso de helicópteros como taxis aéreos ya es una realidad entre empresarios y celebridades. Para ellos, las retenciones en carretera son simples paisajes que observan desde las alturas.
Los jets privados llevan esa ventaja aún más lejos. Permiten que las élites se salten no solo los atascos urbanos, sino también los cuellos de botella de los aeropuertos comerciales. Esa movilidad ‘paralela’ es un claro ejemplo de cómo el dinero redefine las reglas del juego: los ricos no esperan; los ricos vuelan.