El mundo del automóvil está en un momento decisivo. La tecnología avanza vertiginosamente y sistemas antes exclusivos de vehículos de alta gama —como los asistentes a la conducción— hoy son protagonistas en casi cualquier coche moderno. Un salto tecnológico que impacta directamente en la movilidad, incluso en la ITV, cuya función va mucho más allá de ser un simple trámite administrativo.
En este contexto, los ADAS y los ARAS emergen como actores clave. Si bien aumentan la seguridad y reducen el riesgo de accidentes, también exigen un nivel de inspección más preciso y complejo. Esta realidad ha llevado al sector de ITV a una reivindicación clara: necesitan acceso a la información electrónica de los vehículos para poder verificar su correcto funcionamiento. Y ahí se abre un debate que marcará un antes y un después para los conductores.
2El papel determinante de la normativa europea
Europa ya ha tomado cartas en el asunto y trabaja en una revisión profunda de la normativa que regula las inspecciones técnicas. La futura Directiva europea exigirá a las estaciones de ITV disponer de herramientas capaces de conectarse al vehículo para comprobar el estado de los sistemas electrónicos mediante conectividad OBD y acceso remoto seguro.
La revisión normativa también obligará a todos los tipos de vehículos —incluidos motocicletas y ciclomotores— a pasar la ITV, así como a un aumento de la frecuencia de inspección para turismos, furgonetas, autobuses y camiones según su kilometraje. ¿El objetivo? Reducir la siniestralidad en carretera mediante un control más exhaustivo del parque móvil europeo. Los sistemas ADAS y ARAS deberán verificarse periódicamente, igual que hoy se miden las emisiones o el estado de los frenos.








