El mundo del automóvil está en un momento decisivo. La tecnología avanza vertiginosamente y sistemas antes exclusivos de vehículos de alta gama —como los asistentes a la conducción— hoy son protagonistas en casi cualquier coche moderno. Un salto tecnológico que impacta directamente en la movilidad, incluso en la ITV, cuya función va mucho más allá de ser un simple trámite administrativo.
En este contexto, los ADAS y los ARAS emergen como actores clave. Si bien aumentan la seguridad y reducen el riesgo de accidentes, también exigen un nivel de inspección más preciso y complejo. Esta realidad ha llevado al sector de ITV a una reivindicación clara: necesitan acceso a la información electrónica de los vehículos para poder verificar su correcto funcionamiento. Y ahí se abre un debate que marcará un antes y un después para los conductores.
1El reto tecnológico que plantea la ITV del futuro
El Congreso Sectorial de ITV 2025 en Madrid ha puesto de manifiesto una idea que sobrevuela al sector desde hace años: los vehículos están evolucionando más rápido que la reglamentación que los supervisa. El futuro inmediato se encuentra con un desafío importante: el acceso estandarizado a la información electrónica necesaria para comprobar los sistemas ADAS y ARAS durante la ITV.
Los sistemas de frenada autónoma, mantenimiento de carril, reconocimiento de señales y control de fatiga, entre otros, requieren verificaciones que ya no pueden limitarse a una inspección visual o mecánica. Sin datos fiables y homogéneos, los responsables de las ITV no pueden garantizar que estas tecnologías funcionen correctamente durante toda la vida útil del vehículo.








