La etiqueta medioambiental de la DGT lleva años condicionando la vida diaria de millones de conductores. Acceder a una ciudad, aparcar en determinadas zonas o incluso circular en episodios de alta contaminación depende, en buena medida, del color del distintivo que llevamos en el parabrisas. Con el paso del tiempo, este sistema se ha convertido en una herramienta clave de gestión del tráfico y de la movilidad urbana en España.
Con la llegada de 2026, la DGT prepara una revisión importante del sistema de etiquetas medioambientales. No se trata de un simple ajuste técnico, sino de una adaptación a una realidad que ha cambiado: más coches electrificados, nuevas normativas europeas y una presión creciente para reducir emisiones en las ciudades. El resultado será un escenario distinto para muchos conductores, que deberán entender bien cómo les afectan estos cambios.
5Qué pueden esperar los conductores a partir de 2026
Para el conductor medio, el mensaje es claro: la etiqueta medioambiental seguirá siendo clave y su importancia irá en aumento. Quienes tengan coches más antiguos o con tecnologías poco eficientes deberán asumir más restricciones progresivas, especialmente en entornos urbanos. No será un cambio brusco de un día para otro, pero sí una tendencia clara.
Por otro lado, la DGT también quiere dar seguridad jurídica a quienes apuesten por tecnologías más limpias. Saber qué ventajas tendrá tu coche dentro de cinco o diez años es fundamental a la hora de comprar. Los cambios de 2026 buscan precisamente eso: que el sistema sea más predecible, más justo y alineado con los objetivos medioambientales a largo plazo.








