La etiqueta medioambiental de la DGT lleva años condicionando la vida diaria de millones de conductores. Acceder a una ciudad, aparcar en determinadas zonas o incluso circular en episodios de alta contaminación depende, en buena medida, del color del distintivo que llevamos en el parabrisas. Con el paso del tiempo, este sistema se ha convertido en una herramienta clave de gestión del tráfico y de la movilidad urbana en España.
Con la llegada de 2026, la DGT prepara una revisión importante del sistema de etiquetas medioambientales. No se trata de un simple ajuste técnico, sino de una adaptación a una realidad que ha cambiado: más coches electrificados, nuevas normativas europeas y una presión creciente para reducir emisiones en las ciudades. El resultado será un escenario distinto para muchos conductores, que deberán entender bien cómo les afectan estos cambios.
4Las zonas de bajas emisiones ganan peso
Otro factor clave en estos cambios es la consolidación de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Cada vez más ciudades las aplican y utilizan la etiqueta de la DGT como criterio principal para permitir o restringir el acceso. En 2026, estas zonas serán aún más comunes y más estrictas.
Para la DGT, esto implica que la etiqueta debe ser una herramienta fiable y coherente en todo el territorio. No tiene sentido que un coche pueda circular sin problemas en una ciudad y esté vetado en otra por interpretaciones distintas. La revisión del sistema busca dar más claridad y facilitar a los ayuntamientos una base más justa para regular el tráfico.








