Por su singular ambiente y la calidad de su entendida afición, el circuito de Silverstone se antoja una suerte de 'Monza' del norte. La pasión anglosajona también es protagonista, tan diferente a la latina, pero no por ello menos intensa. Hasta cierto punto, Silverstone también es otra catedral del automovilismo.
Y para abonar el campo, el trazado engancha a todos los pilotos. «Copse, a Maggotts, Becketts, Chapel, Stowe…Quizás las mejores curvas del calendario, y encima las tienes llegando una detrás de otra», explica al respecto Daniel Ricciardo, verdadero enamorado de esta pista británica. «Sí, me encanta. Definitivamente es un circuito donde cuanto más rápido es el coche, mejor es la experiencia». En definitiva, el Gran Premio de Gran Bretaña es un punto y aparte en el Campeonato del Mundo, y cada año la cita se convierte en una fiesta.
Un Gran Premio como en casa
Todos los equipos llegan a Silverstone con necesidad de resultados, ya que salvo Ferrari y Sauber, sus estructuras son de origen británico a pesar de la nacionalidad. Sin embargo, en esta edición McLaren es un caso especial. Por mucho que sus principales protagonistas lancen mensajes de una evolución positiva que sólo desde su seno es posible percibir, los aficionados reciben otra realidad.
Desde el Gran Premio de España, en sólo dos ocasiones ha llegado a la meta uno de los dos pilotos, Jenson Button. Todo ello, sin olvidar los fallos mecánicos de todo tipo en las diferentes sesiones de entrenamientos en casi todas las pruebas. En Montmeló, Button fue doblado y en Mónaco acabó octavo. Fernando Alonso no ve la bandera a cuadros desde el Gran Premio de Bahrein, y acompaña a Roberto Merhi y Will Stevens en el pozo de la clasificación, todavía con el casillero a cero.
«Este año hemos perdido mucho tiempo de pista, tanto durante los entrenamientos de invierno como en las carreras», reconocía Eric Bouiller recientemente, «y con las vueltas que pierdes creas tu propio déficit. Tenemos mucho en el monoplaza para las próximas carreras, pero tenemos que hacerlo en el momento debido». Al menos, la escuadra británica pudo acumular casi cien vueltas en los últimos entrenamientos privados del Red Bull Ring, tan necesarios tras la pésima fortuna del Austria que truncó todo el programa en un momento clave de la temporada.
Toda la información recogida sobre el nuevo paquete aerodinámico -con el nuevo 'morro corto' como punta de lanza- era necesaria y útil para la próxima cita. Quién sabe hasta qué punto permitirá confirmar la evolución que tanto se predica. Pero, además, McLaren necesita sacudirse de encima esa 'Ley de Murphy' que se está cebando con sus coches, porque junto a la preocupante falta de fiabilidad se han unido los avatares de la competición, como fue el caso con el accidente de Alonso con Raikkonen.
¿Ferrari involucionando?
Por delante, y muy lejos de McLaren, la prueba de Austria confirmó que Ferrari no recorta terreno a Mercedes. Más bien, el equipo alemán incluso parece haberse alejado ligeramente en carrera. El equipo italiano no ha vuelto a reproducir desde antes de Montmeló ese ritmo que propició el triunfo en el Gran Premio de Malasia, y su capacidad para presionar a Mercedes en carrera durante las cuatro primeras citas de la temporada.
«No podemos permitirnos relajarnos, porque si lo haces hay un gran riesgo de que no desarrolles el coche, por eso hay que mantener la presión, cuando tienes a Ferrari como rival, con todos sus recursos, puede llegar muy pronto el día que dejes de ganar», declaraba Toto Wolff después de la cita austríaca. «Esto no puede ocurrir de la noche a la mañana, pero sí poco a poco si eres complaciente». Con entre tres y cinco décimas de ventaja sobre los monoplazas italianos en el presente, en Mercedes pueden estar tranquilos a día de hoy.
A pesar de su gran evolución aerodinámica introducida en Montmeló y el propulsor mejorado en Canadá, el rendimiento del SF15 T parece haberse quedado atascado en las dos últimas carreras, a lo que también se ha añadido una menor fiabilidad. Es cierto que en las dos últimas pruebas Ferrari ha perdido el tercer puesto del podio por incidentes en la prueba (Raikkonen en Montreal y Vettel en su parada en boxes en el Red Bull Ring), pero en Austria perdía casi a razón de un segundo por vuelta en los primeros compases de carrera. Al terminar la pasada cita, Mauricio Arrivabene y los suyos volvían a vivir la decepción de estar cerca de Mercedes el viernes para ver desaparecer a sus rivales en los entrenamientos cronometrados del sábado, hasta el punto de que el responsable de Ferrari pedía a sus técnicos que, a partir de ahora, se ruede con la máxima carga de combustible para no llevarse más sorpresas.
Emoción en casa
Respecto al duelo que mantienen Nico Rosberg y Lewis Hamilton, más intenso a medida que avanza la temporada, el piloto alemán daba algunas pistas a seguir en las próximas pruebas. «El ritmo en carrera era algo que necesitaba trabajar respecto al pasado año, ahora marcha en la dirección adecuada, y estoy muy contento con ello». Con once 'poles' en 2014 , Rosberg solo logró cinco victorias, derrotado en todos los mano a mano directos con Hamilton, como fuera el caso de Monza o de Estados Unidos.
Sin embargo, Rosberg parece haber encontrado claves para plantar cara al británico en el terreno más débil, la carrera. En Austria elevó su listón personal a un nivel no visto hasta el momento. Robándole la salida primero a Hamilton, impidió cualquier ataque del británico con un ritmo netamente superior, muy lejos en su imagen de aquel piloto impotente que vimos en la primera parte del campeonato.
Con solo diez puntos de diferencia ahora, si Nico Rosberg es capaz de confirmar en las siguientes pruebas el mismo perfil ofrecido en el Red Bull Ring, la lucha entre ambos hasta el final de temporada promete elevar el actual campeonato a otra dimensión. Nada como batir al británico ante su público para confirmar que Nico, efectivamente, es un piloto distinto en 2015. Y nada para el británico como un triunfo ante los suyos para convertir las últimas victorias de Rosberg en un paréntesis.