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El circuito de Monza, curva a curva

1, 2.- Se acelera a fondo a través de la Tribuna del Rettifilio -la recta de meta- donde se alcanza la velocidad máxima del campeonato al llegar a la chicane de la primera variante, que este año alcanzará registros superiores al pasado año gracias al aumento de prestaciones de los monoplazas. Deceleración brutal y con entrada muy bacheada, los nuevos y más altos pianos han hecho más crítica la frenada o una posible salida de pista. Uno de los puntos clásicos de adelantamiento del circuito. Frecuentes toques inmediatamente después de la salida.

3.- Curva Biassono o Curva Grande, larga y rápida curva de derechas, a fondo. Se requiere un tacto muy suave de la dirección para no perder velocidad.

4, 5.- Variante de la Roggia. Segunda chicane, de derecha izquierda, con una entrada también muy bacheada, donde ya no se pueden utilizar agresivamente los pianos. Si no se afronta bien el primero el monoplaza puede descolocarse de la trazada.

6, 7.- Curvas Lesmo: curva de doble vértice, se acelera en la primera hasta casi 270 km/h en anteriores ediciones. En la segunda resulta fácil salirse de la pista por la amplia trazada y la poca carga aerodinámica que exige esta pista. Crucial no perder velocidad para encarar la larga recta que sigue a continuación.

8, 9, 10.- Variante Ascari: una de las curvas más excitantes del circuito, donde se llegaba casi a 340km/h. Frenada también muy fuerte y bacheada, exige tirarse al piano interior para trazar a fondo hasta la salida, vital para ganar la máxima velocidad en la recta que dirige hacia la última gran curva del circuito, la Parabólica.

11.- Parabólica. Curva clave para el tiempo de la vuelta, se abre a medida que se gana velocidad. Requiere acelerar antes del vértice y salir con velocidad y abriendo la trazada hacia el comienzo de la recta, pero con el peligro de escaparse al exterior. El nuevo reasfaltado perdona los errores y permite arriesgar más en la frenada.