Justo tras pasar bajo la bandera a cuadros del Gran Premio de México, Sebastian Vettel se colocó en paralelo al Mercedes de Lewis Hamilton y comenzó a aplaudir largamente hacia el nuevo campeón. Después, le escoltó hasta que el británico bajó tanto el ritmo. Hamilton casi se quedó parado hasta sacar la bandera de su país y dar la vuelta de honor ondeándola. Acababa de convertirse en el piloto con más títulos en la historia de su país, superando al mismísimo Jackie Stewart. Y también unía su nombre al de Sebastian Vettel en número de títulos. Paradójicamente, el incidente entre ambos había dado al traste con sus respectivas opciones a la victoria en el Hermanos Rodriguez. Gran parte de la culpa la había tenido la genialidad irreverente de un veinteañero llamado Max Verstappen.
«Esta no es la carrera que queríamos, pero ¡a quien le importa!». Eran las primeras palabras que Toto Wolff dirigía a su piloto. Hamilton había rematado el título en una de las peores y más tensas carreras de la temporada para Mercedes, después de que el británico tuviera que parar en boxes al final de la primera vuelta tras el toque con el alemán. También Vettel vio pronto esfumarse su necesaria victoria en ese toque inicial cuando ambos se pegaron entre sí tras quedar a la estela de Max Verstappen.
Verstappen, intratable
Fue una carrera extraña desde esa primera curva. Hamilton necesitaba remontar hasta la novena posición si Vettel quedaba segundo. La remontada del alemán también era imperiosa para mantener el título abierto hasta Brasil. Pero de no haberse visto involucrados en el incidente inicial, habrían tenido que enfrentarse al impresionante ritmo de Max Verstappen. Que no fue solo en el día de la carrera. Todo apuntaba el sábado a la pole del holandés. El RB13 ofrecía un rendimiento extraordinario en un trazado donde, por su elevada altitud (2200 metros) la densidad del aire hace perder carga aerodinámica a los monoplazas, pero también permite destacar a aquellos que se distinguen por su eficacia en este apartado. Como el monoplaza austríaco. Y el McLaren de Alonso, como pudo comprobarse con sorpresa.
«Era difícil pararle», comentaba un exultante Christian Horner al final de la carrera. Porque hubo en momento en que desde el muro de boxes le pidieron a Verstappen que solo debía igualar los tiempos de Bottas, distante en la segunda posición. «Ok hijo, me lo tomaré con calma», contestaba el holandés con la sonrisa bien audible. La realidad es que la velocidad le salía con total velocidad a Verstappen. Una vuelta más tarde, el equipo tuvo que volver a la radio de nuevo. Había repetido el mismo tiempo que en la vuelta anterior. Con un RB13 espectacular y un rendimiento extraordinario del piloto, Verstappen se sacó otra de esas victorias inesperadas propias de los grandes. Recordaba al Ayrton Senna en los tiempos de Lotus.
Alonso, satisfecho
Pero había otro piloto también muy satisfecho con su monoplaza. «Hoy hemos tenido el mejor coche en la pista», reivindicaba sorprendentemente Fernando Alonso tras el Q1 del sábado. Había terminado clasificado una inesperada quinta posición. «El coche, fantástico» le sentenciaba al equipo al terminar la sesión. También en las especiales condiciones del Hermanos Rodríguez destacaba el monoplaza británico. Porque, además, McLaren ya trabaja en clave de 2018. Y el español no oculta su optimismo ante lo que anticipa.
El duelo con Hamilton en la carrera fue la cara de una moneda para Alonso cuya cruz se vivía con Ericksson o Magnussen. Mientras se enzarzaba en un espectacular aunque corta pelea con Hamilton, Alonso ponía en evidencia ese comportamiento del MCL32 en las curvas que tanto ha reivindicado esta temporada. Con el Sauber y el Haas, por el contrario, confirmaba su impotencia en las rectas. «Qué pena que nos falten esos km/h en la recta porque creo que la carrera habría sido diferente», lamentaba al final de la prueba.
La remontada desde la última línea el domingo -sancionado por cambios en la unidad de potencia- confirmaba las sensaciones con el monoplaza británico, a pesar de la veintena de km/h que perdía en la larga recta del Hermanos Rodríguez. Por eso, al término del Gran Premio de México, lanzaba un mensaje a Lewis Hamilton. «Mercedes ha ganado el título cuatro carreras antes del final, y Hamilton, tres. McLaren-Renault cambiará esta etapa tan fácil para ellos». Honda se ya da por amortizada. Y si al final fuera cierto el augurio para 2018, quizás el duelo entre ambos en el pasado Gran Premio de México fuera solo un pequeño anticipo.