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Gran Premio de Italia de Fórmula 1. Cuando ganar se convierte en una obra de arte

Y de esa manera arrebataba a Ferrari un resultado de primera línea, cuando más necesitaba Sebastian Vettel el triunfo, ante 90.000 decepcionados tifosi.

Es consenso general que desde el Gran Premio de Alemania el equipo italiano cuenta con el mejor monoplaza. Pero desde entonces Sebastian Vettel solo ha ganado una carrera. Se salió en solitario cuando rodaba en cabeza en Hockenheim. Hamilton robó la cartera a Ferrari en Hungaroring. La victoria en Spa era crucial, más aún la de Monza, deportiva y más si cabe moralmente. Pero Lewis Hamilton se comió él solito a la Scuderia.

Hamilton en estado puro

Y desde la primera vuelta. Hamilton no jugó la carta conservadora cuando podía permitírselo por su posición en el campeonato, pero realizó una maniobra magistral sobre Vettel que neutralizó a su principal antes de haber cubierto siquiera un giro. Incomprensiblemente, el alemán dejó desguarnecido su flanco para atacar a su compañero de equipo, error que no fue desperdiciado por Hamilton. Luego, marcó en corto a Raikkonen, imprimió un ritmo brutal con su «hammertime» antes de su primera para en boxes. Después, dejó cocerse en su jugo a Raikkonen tras la inestimable ayuda de Bottas. Que el finlandés rodara en solitario fue otra de las consecuencias estratégicas del error de Vettel. Y esperó hasta que los neumáticos de Raikkonen desfallecieran para asestar su penúltima última y mortal estocada. La última llegó desde el muro de Mercedes cuando sus responsables pedían a sus dos pilotos que rodaran en victoriosa formación hasta el parque cerrado «para que lo vean nuestros amigos italianos». La revancha de Silverstone.

El Gran Premio de Italia ha vuelto a dejar flotando en el aire la capacidad de Sebastian Vettel para mantener la necesaria consistencia de rendimiento para ganar a Mercedes y Hamilton. Sus dos o tres errores anuales marcan la diferencia en negativo, pero el último llegó en Monza y ante un piloto capaz de trascender su monoplaza y marcar diferencias como los grandes de la historia. Nico Rosberg sabe de lo que hablaba como nadie.

Ferrari no gana desde 2010

Al mazazo psicológico se le añade también el deportivo. Con el británico a tiro en la clasificación del campeonato tras el doblete del sábado, sin embargo Vettel sufre ahora la desventaja más amplia de toda la temporada, treinta puntos, superior a una victoria. Restan siete pruebas. La próxima, en Singapur. No cabe más presión para Sebastian Vettel, que esta semana sufrirá en los medios el desgaste de su error. Y Ferrari sigue sin ganar desde 2010.

Precisamente, gracias a un tal Fernando Alonso, que continúa en su particular y amarga cuenta atrás hasta su retirada. El español fue protagonista en Monza más por otras noticias que por sus resultados. Por un lado, ante la confirmación de su test con el monoplaza del equipo Andretti en la pista de Barber (Alabama). El sábado, por el agrio enfrentamiento con Kevin Magnussen cuando el piloto danés decidió romper el protocolo de los entrenamientos y recibió la correspondiente respuesta de Alonso. Porque el domingo el enésimo abandono frustró una inesperada opción de puntos gracias a la clasificación del sábado. Pero desde su anuncio de retirada le acompaña una agonía deportiva que continuará en próximas carreras, porque del resultado de Monza se desprenden más penalizaciones para el futuro.

Por el contrario, Carlos Sainz se convirtió en el protagonista de Renault en una pista donde los franceses no daban un duro para cosechar puntos. Los temores de un rendimiento similar al de Spa se transmutaron en un par de puntos gracias al piloto español. Sainz también está visualizando una mayor igualdad con Hulkenberg en esta segunda parte de la temporada, lo que indudablemente ayuda a su imagen de cara a su paso a McLaren. Pero el 'marrón' que le espera en Woking de no variar el panorama para 2019 también fue cruelmente escenificado en Monza este fin de semana. De momento, Hulkenberg, Haas y Force India son sus preocupaciones.