La arrancada y el ritmo de Williams en los primeros compases de la prueba, y la lluvia en su parte final neutralizaron el previsible paseo para Mercedes. En el primer caso, desgraciadamente, ver a Massa y Bottas por delante y la estrategia seguida por el muro de boxes del equipo ya anticipaba que la derrota de ambos monoplazas se cernía sobre ellos como lo hacía el chaparrón final sobre Silverstone en la última parte de la prueba.
Estrategia conservadora de Williams
¿Por qué no llamó a boxes Williams al piloto más rápido de su pareja? ¿ Y si el finlandés hubiera superado a Massa mucho antes y se hubiera marchado? Quizás la lluvia final hubiera dado al traste con la victoria para cualquiera de los Williams, visto cómo cayó su rendimiento a medida que lo hacía el agua. Pero ello no ocultaba la sensación de oportunidad perdida. Porque ninguno de sus pilotos subió al podio.
Pero el triunfo de Lewis Hamilton no fue rutinario como en otras ocasiones. El británico se ganó la victoria con una magistral decisión personal en el momento clave, desde el habitáculo, y sin acudir a la parafernalia estratégica que acompañaba al equipo. Lo hizo mirando al cielo y al asfalto. «Cuando eres el primer piloto en la pista, eres el primero en encontrarte con las condiciones. Tenía problemas de subviraje, pero sabía que tenía que entrar. Ví las gotas en mi visor, y sabía que tenía que entrar. Es una lotería, a veces aciertas, a veces te equivocas. Cuando tenía las gomas de agua montadas, es mi terreno».
Neumáticos de lluvia a petición suya
Cuando Rosberg estaba alcanzando a Hamilton, el británico decidió entrar a poner gomas intermedias y ganó la carrera. «Pensaba que se había equivocado al entrar una vuelta antes» confesó Rosberg después. Con el doblete, Mercedes se convertía en el primer equipo desde los años cincuenta en llevar sus dos coches al podio en nueve carreras consecutivas. Si algo indica a los rivales para la lucha por el título…Sí, fue de nuevo el mismo resultado, por diferentes caminos.
«Una anécdota» fue para Fernando Alonso el primer punto conseguido con McLaren. Tras el desastre de las últimas carreras, el MP4-30 se comportó mejor de lo esperado a pesar de las diferencias con la cabeza de carrera. En un circuito de alta velocidad, con un motor ya entrado en kilometraje, quizás sea cierto que cuando se junten todas las piezas el equipo británico estará arriba. Por si acaso, Alonso continuó con la labor de mentalización que a algunos no les ha gustado: nada de expectativas, queda todavía toda una temporada en la que cada carrera será una prueba de test más. Duro de pedir, tras años de enorme expectación en torno a su persona y logros deportivos.
Brillante actuación de Sainz y Merhi
En cuanto al resto de los españoles, Carlos Sainz perdió y ganó a la vez. En este ultimo sentido, porque llevó a cabo otro fin de semana perfecto a pesar de que James Key no estuviera muy satisfecho con el resultado del sábado. Pero clasificarse octavo mientras Verstappen no entraba en el Q3 y rodar cómodamente en los puntos mientras que su alabado compañero acababa contra el muro de neumáticos sigue consolidando al español como la revelación de la temporada. Carrera a carrera sigue rindiendo consistentemente al máximo de sus posibilidades.
Desgraciadamente, su monoplaza se paró cuando llegaba una oportunidad de oro para mostrar sus habilidades en agua, y rematar también esa imagen que se está forjando prueba a prueba. Pero si siempre es cruel que la mecánica te robe un gran resultado en los puntos, peor es que ocurra en el momento más propicio y te deje con la miel en los labios. Al menos, Roberto Merhi sí pudo capitalizar ese regalo del cielo, repasando a su compañero a poco que aparecía la lluvia tras un fin de semana donde su monoplaza sufría un gran diferencial de velocidad punta con el de Will Stevens.
Ojala todas las carreras fueran así. Bueno, con un poco más de suerte para los españoles…