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Ferrari rompe los esquemas hasta a sus propios pilotos

El mundo del deporte y el automovilismo rompen todas las expectativas de cuando en cuando. Pero pocos hubieran apostado por un doblete de Ferrari en ¿Singapur? Y que además hubiera supuesto cerrar un aciago ciclo de más de un año sin victorias para Sebastian Vettel. Sin embargo, así terminó el sorprendente Gran Premio de Singapur.

Pero la gran cuestión que queda abierta ahora es si se ha producido y tendrá continuidad la posible recuperación Ferrari hasta final de temporada si se confirmara el sorprendente salto cualitativo del SF90 en una de las pistas a priori más desfavorables de la temporada para el monoplaza italiano.

Leclerc, incrédulo

Charles Leclerc serenaba sus ánimos al acabar la carrera con las palabras que lanzaba en las redes sociales. Porque sus mensajes por radio durante la carrera anticipaban tormenta después de la carrera ¿Cómo un equipo le hace un 'undercut' (parar antes en boxes y con el ritmo del neumático nuevo superar al piloto que entra después) a uno de sus propios pilotos frente al compañero? En realidad, como reconocería después Mattia Binotto, la victoria de Vettel fue un afortunado efecto colateral no previsto inicialmente por Ferrari con su estrategia de carrera.

El equipo italiano paró en la vuelta 19 a Vettel para evitar que saliera a la pista tras Hulkenberg quien, por haber entrado al principio de la carrera, podría haber supuesto un tapón para el alemán frente a Verstappen y en su persecución de Hamilton y Leclerc. Pocos después, Ferrari también llamó rápidamente al monegasco. Mercedes se veía obligado a dejar a Hamilton en la pista para intentar el 'overcut'. Cuando Leclerc cambió sus neumáticos, se encontró por detrás de su compañero, porque la primera vuelta de Vettel había sido espectacular. Hasta el propio Vettel reconoció su sorpresa al rodar por delante de su compañero. Desde la óptica de Leclerc, su propio equipo le había quitado el triunfo. En Ferrari valoraron cambiar posiciones, pero la humillación a Vettel hubiera supuesto un descabello a su ya maltrecha imagen. Por el contrario, el alemán Sebastian recibía un enorme y más que oportuno balón de oxígeno que desesperadamente necesitaba, como nunca tras la apoteósica victoria de Charles Leclerc ante los miles de tifosi en Monza.

Desde la perspectiva de Ferrari, se había cosechado un doblete espectacular, aunque uno de sus alfiles hubiera sido sacrificado. El equipo italiano no ganaba tres carreras seguidas desde 2008. Pero el gran interrogante por confirmar hasta final de temporada es un sorprendenteestado de forma en Singapur que pueda ser extrapolable a otras pistas. Ganar en Monza y a continuación en Marina Bay indica que el paisaje podría haber cambiado para el SF90.

En Mercedes no se lo explican

«No sé de donde ha sacado Ferrari su ritmo hoy, porque técnicamente no es una de sus pistas» se preguntaba Lewis Hamilton tras el espectacular rendimiento de los monoplazas italianos el sábado. Con el mejor motor de la parrilla y una extraordinaria punta y aceleración, el SF90 adolecía de carga aerodinámica en curva y circuitos virados. Sus victorias en Spa y Monza y sus fracasos en otras pistas (Hungría, de los más contundentes) encajaban en este esquema. Pero no la victoria de Singapur.

En Marina Bay, el equipo italiano introducía una ambiciosa evolución (difusor, alerón trasero, nuevo fondo y, sobre todo un nuevo frontal) que parecía transformarradicalmente al SF90 «incluso por encima de nuestras expectativas», reconocía Mattia Binotto. En pistas similares del calendario como Mónaco y Hungaroring, el SF90 rodó a casi ocho y cuatro décimas respectivamente respecto a la pole. Pero en un trazado similar como Marina Bay, Leclerc lograba la pole y Vettel (tercero) mostraba una confianza en su monoplaza ausente en carreras anteriores. «Parece que este fin de semana no perdíamos en las curvas como en Hungría», reconocía el piloto alemán. El doblete en la carrera remató la sorpresa. Las próximas carreras serán esenciales para confirmar o no la posible resurrección de Ferrari, con implicaciones para 2020 de haberse corregido los puntos débiles del SF90.

Mientras tanto, Carlos Sainz ha entrado en aquel mismo ciclo de comienzo de campeonato: tres carreras consecutivas con incidentes y sin responsabilidad por su parte. «Era tan fácil el séptimo que cuesta asumirlo», se lamentaba el español al terminar la carrera. El desarrollo de la prueba le daba la razón. «Hubiera sido una carrera más fácil si hubiera estado séptimo, me he sentido muy bien con el coche incluso con el fondo estropeado, perdiendo medio segundo por vuelta. Teníamos mucho ritmo, yo y el coche». No resultaba descabellado pensar que Sainz hubiera podido superar al Red Bull de Alexander Albon, pero la optimista maniobra de Nico Hulkenberg lo impidió. Como la parada en boxes de Monza, con el sexto puesto asegurado. Catorce puntos perdidos en dos carreras, y ninguno desde la vuelta de la pausa veraniega.

«No podemos seguir dando vueltas a las cosas que están fuera de nuestro control» se resignaba Sainz al final de la carrera. No le faltaba razón. Ninguna de las seis carreras con incidentes en 2019 fueron producto de errores por su parte. Si se cumple la tradición, la racha debería terminar en el próximo Gran Premio de Rusia.