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Cuando en Ferrari gana el piloto equivocado

Raikkonen estaba en el podio junto al británico, pero no así su compañero. Porque a pesar de la alegría generalizada que supuso la victoria de un piloto tan popular como Raikkonen, en Austin ganó el piloto equivocado. O el que menos lo necesitaba. Por ello, Sebastian Vettel ofrecía un gesto de enfado absoluto al terminar el Gran Premio de Estados Unidos. Debía haber sido el alemán quien hubiera ocupado la posición de Raikkonen. Era su responsabilidad para intentar tener viva una llama cada vez más débil en la lucha por el título. Ferrari había recuperado ritmo en el COTA tras retirar algunas de las evoluciones -las conocidas popularmente como «peoras»- que le habían ralentizado en las últimas carreras respecto a Mercedes. El doblete hubiera sido posible, y Vettel hubiera podido reducir en diez puntos la diferencia. Por lo menos, habría sido posible mantener sus aspiraciones ante un remoto fallo de Mercedes y Hamilton en las tres carreras restantes. Pero una vez más, Vettel no dio la talla.

El alemán insinuaba al final de la prueba algunos problemas personales además de los deportivos. Solo así podría explicarse su deriva desde el pasado Gran Premio de Alemania. En los libres volvía a recibir otra incomprensible sanción ante una bandera roja que le costaba tres puestos de parrilla en momentos cruciales para el campeonato. El domingo, volvía a fallar en el duelo con Daniel Ricciardo e hizo un nuevo trompo al tocarse con este, como con Verstappen en Suzuka. In extremis, logró superar a Bottas con la bandera a cuadros a la vista. Poco le falto para quedar el último de los tres primeros equipos -Ricciardo abandonó-. Precisamente el piloto que necesitaba que más imperiosamente necesitaba ganar.

Kimi salva los muebles a Vettel

Pero fue Kimi Raikkonen quien salvo los muebles a Ferrari y también al propio Vettel. Hamilton no hubiera logrado el título con la tercera posición final aunque el alemán hubiera terminado quinto. Pero la victoria del finlandés alivió la imagen dada por Vettel. Impecable en la salida, en su resistencia a Hamilton, en la gestión de los neumáticos…Parece increíble recordar que la de Austin fue la primera victoria de Raikkonen desde que llegó a Ferrari en 2014. Posiblemente, salvo milagro en estas tres carreras restantes, también será la última de su carrera en la Fórmula 1. Solo sirvió también para que a Hamilton le valga con un séptimo puesto para lograr su quinto título.

La carrera americana también dejó otro aroma de lo que depara el futuro con Max Verstappen, segundo en la meta tras arrancar desde la decimoctava posición. El holandés ha sacado la cara sobre la cruz de la primera parte de la temporada, con una secuencia de pilotajes maduros y efectivos que apuntan a un aspirante al título a poco que cuente con un monoplaza ganador. Poco a poco está llegando el piloto que Red Bull esperaba, limadas sus aristas juveniles. Quizás, el próximo año con Honda.

Alonso fuera de la pista; Sainz sigue sumando

Para los españoles, el Gran Premio de Estados Unidos deparó fortunas opuestas. Alonso fue eliminado en la cuarta curva por un alocado Lance Stroll, cuando de no mediar ese incidente habría podido aspirar a los puntos visto el desenlace posterior de la prueba. Por unas razones u otras, el final de su trayectoria deportiva en la Fórmula 1 se está convirtiendo en un 'via crucis' con diferentes estaciones, bien por el rendimiento del MCL33, bien por las consecuencias de tener que convivir con la parte más alocada de la parrilla. Y no lo ocultó al terminar la carrera. «El nivel es peor que nunca en la Fórmula 1».

En cuanto a Carlos Sainz, el piloto de Renault mantiene su cosecha de puntos y progresión durante la parte final de la temporada. El sexto de Hulkenberg y el séptimo del español son maná puro para el fabricante francés, que lucha desesperadamente con Force India y Haas por la cuarta posición final del campeonato. Sin embargo, terminó por detrás en la meta a pesar de su magnífica actuación y de ser más rápido que su compañero durante el fin de semana. Y todo, por culpa de un mínimo error en la última curva durante los entrenamientos clasificatorios. Marchaba por delante de su compañero para entrar en el Q3, pero un problema con el volante se lo impidió. Por dos milésimas de segundo.

Tras una gran arrancada que le situó a la estela de su compañero, fue sancionado por una maniobra llevada a cabo también por Vettel. Cinco segundos que le impidieran superar a su compañero en la parada en boxes. En carrera, cuando se echaba encima de Hulkenberg, el alemán pedía por la radio que se frenara al español, pendientes del control del combustible. En definitiva, fueron solo dos milésimas las que marcaron un fin de semana.