«Esta ha sido otra carrera que ha terminado bien por debajo de nuestras expectativas. Las evoluciones que hemos traído a Barcelona, tanto en la parte aerodinámica como de motor funcionaron bien y estamos más contentos, pero se han constatado que han sido ineficientes». Mattía Binotto, máximo responsable de Ferrari, hacía un benigno balance para su equipo a pesar de la debacle sufrida en todos los frentes del Gran Premio de España, cuyo veredicto no pudo ser más preocupante para el equipo italiano, y que ya cuestiona seriamente su capacidad para plantar cara a Mercedes durante el resto de la temporada.
Cinco dobletes seguidos en otras tantas carreras es un patrón desconocido en la historia de la Fórmula 1. Mercedes sigue aplastando sin misericordia a un Ferrari que pierde terreno carrera a carrera. También en el arco de un año para otro. Porque a estas mismas alturas de 2018 el equipo italiano ya sumaba dos victorias. Esta temporada aún no ha pasado del tercer puesto. En Montmeló, incluso Red Bull y Verstappen superaron a los dos pilotos del equipo italiano.
Ferrari, favorito en pretemporada, se deshace
En marzo, Ferrari salía del circuito catalán con una sólida condición de favorito para el título. Los resultados de las cuatro primeras pruebas confirmaron nuevamente las precauciones que deben tomarse ante una pretemporada. Aunque en Bahrein y Bakú el SF90 aspiraba a la victoria, ninguno de sus pilotos logró cuajar sus opciones. En Australia y China el W10 fue netamente superior. La pista catalana ofrecía referencias previas para poder contrastar datos, además de la importante evolución aerodinámica iniciada en Bakú y completada en Montmeló junto a la introducción anticipada de la versión de motor que iba a ser introducida en Canadá. Las urgencias por no perder terreno frente a Mercedes obligaban a sacar toda la artillería. El resultado global fue decepcionante.
Ni Vettel ni Leclerc tuvieron en sus manos la menor capacidad de respuesta a Mercedes. En todo el fin de semana. Las diferencias fueron apabullantes tras los entrenamientos. El monoplaza italiano se desangraba en el tercer sector. No solo se trataba de las prestaciones. El equipo italiano también cayó en el frente estratégico. En carrera sus dos pilotos parecían desconectados del equipo, con estrategias diferentes para cada uno que el otro desconocía. También en el frente operativo se fallaba con paradas lentas en boxes.
Si el Gran Premio de España serviría para tomar la medida a Ferrari, arrojó la peor imagen del campeonato. Y si el trazado catalán es reconocido por su configuración para radiografiar un monoplaza con proyección para la mayoría de los circuitos, la tomada en Montmeló arroja síntomas preocupantes. Tanto para Ferrari, como para la salud y el interés del campeonato, hipotecado por Mercedes. Ahora Verstappen supera a Vettel en la clasificación de Pilotos, y el equipo italiano ya navega en la distancia de sus 96 puntos en Constructores sobre el equipo alemán. Eso ya se refleja en las casas de apuestas; por ejemplo Betway cotiza la victoria de Ferrari en el mundial de Constructores a 10 euros, mientras que la cuota de Mercedes es de 1,04.
McLaren, rendimiento preocupante
La llegada a Europa significa tradicionalmente la incorporación de evoluciones en los respectivos monoplazas de cada equipo y un nuevo chequeo al orden competitivo del campeonato. El Gran Premio de España también iba a examinar a la apretada clase de media de la parrilla. McLaren no se quedaba atrás con una significativa evolución aerodinámica en el MCL34 para intentar consolidar su hipotética cuarta posición en la jerarquía del certamen que también ocupaba clasificación por equipos antes del gran premio. Que el equipo británico saliera de Montmeló con la misma posición fue una circunstancia afortunada ante su rendimiento global en el fin de semana hispano.
Fuera del Q3 -con errores de sus dos pilotos-, el rendimiento en carrera fue decepcionante: «el peor del año» sentenció Carlos Sainz. Precisamente, el punto más fuerte del MCL34. Haas y Toro Rosso parecen haber superado a McLaren en este arranque de nuevo ciclo, un diferencial salvado por un inesperado vuelco de la carrera. La salida del coche de seguridad -con el segundo McLaren involucrado- ofreció una inesperada oportunidad cuando Sainz parecía condenado a la duodécima posición. Que McLaren aprovechó brillantemente. Sus responsables se mostraron hábiles en la estrategia de entrada a boxes y neumáticos, y Sainz remató con su agresividad en las pocas oportunidades a su alcance para ganar posiciones. Ferrari no dejó lugar a dudas sobre su posición actual frente a Mercedes, al contrario que McLaren frente a sus rivales directos. A pesar de la octava posición de Carlos Sainz.