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Verstappen empata el partido en una caótica carrera

Aquel abrió con un incipiente y cerrado duelo por el título entre Lewis Hamilton y Max Verstappen, como afortunadamente insinuaba la pretemporada y la primera carrera. Para el resto se dibujó un primer boceto de cada uno de los equipos. El Gran Premio de Emilia Romagna iba a aportar más datos a todas las cuestiones. A fin de cuentas, los monoplazas no habían salido todavía de Shakir este año. Afortunadamente, en Imola también se confirmaba la tendencia inicial de un apasionante campeonato en varios frentes para 2021

Del asfalto abrasivo de un trazado de tracción, a una pista de alta velocidad y rápidas curvas enlazadas. Del calor y las altas temperaturas, al fresco y la lluvia de Imola. La actual generación de monoplazas, los más rápidos, grandes y pesados de la historia, se enfrentaban en una pista de vieja escuela. Imola puso en aprieto a los pilotos, y sobre todo a aquellos que descubrían su nuevo monoplaza, como Alonso, Sainz, Ricciardo, Pérez, Tsunoda… Pero todos, incluidos los de Red Bull y Mercedes, sufrieron y acumularon errores durante el fin de semana en una pista inmisericorde, más si cabe con asfalto húmedo y de adherencia variable.

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En un trazado donde la confianza en el límite último del monoplaza resultaba decisiva, tanto Fernando Alonso como Carlos Sainz pagaron el precio el sábado. A pesar de que Alpine incorporaba mejoras aerodinámicas en el A521, el asturiano confirmó que aún necesita tiempo para comprender esta Fórmula 1 y su propio monoplaza. El equipo francés arranca en 2021 descolgado de la clase media alta (McLaren, Ferrari, incluso AlphaTauri y Aston Martin) patrón de la temporada salvo gran sorpresa ante las limitaciones presupuestarias y de tiempo en túnel de viento y simulación. Alonso no engañaba cuando avanzaba que necesitará «cuatro o cinco carreras», pero su progresiva adaptación quizás no sea acompañada por el nivel de su monoplaza este año. La sinceridad y humildad de Alonso tras los entrenamientos del sábado, último en el Q2, ofrecían una imagen desconocida de su perfil en la Fórmula 1.

Carlos Sainz también sufrió en clasificatorios el precio de su proceso de adaptación a una nueva montura al quedar fuera del Q3. Una decepción ante el magnífico comienzo de Ferrari el viernes y las palabras de sus pilotos hacia el comportamiento del SF21, más equilibrado en todas las áreas que su predecesor. Pero el español penalizó por su falta de experiencia, confirmando la necesidad en el futuro de recortar diferencias los sábados con Leclerc para plantar cara al monegasco a una vuelta, porque en carrera está relativamente cerca para el escaso tiempo que lleva en Ferrari. «Fuimos rápidos el sábado, y en seco y en mojado el domingo», resumía un Mattia Binotto, quien oscilaba entre la satisfacción y la amargura de un podio acariciado durante gran parte de la carrera. Porque el equipo italiano ha resurgido con fuerza gracias a un equipo homogéneo de pilotos y un monoplaza más completo.

Sainz salvó los muebles, Alonso no

En lluvia, Leclerc amenazó a Hamilton en los primeros compases de carrera, imagen desconocida desde hace más de un año, pero tras la bandera roja provocada por el accidente de Bottas y Russell, el asfalto seco marcó las limitaciones de Ferrari en velocidad punta frente a los motores de Mercedes, y por supuesto, Honda. Sainz, por su parte, pagó el precio de su bisoñez en mojado con dos errores, aunque fruto de su veloz ritmo y mayor agresividad que en Sakhir. Ya con asfalto seco se recompuso y a la estela de Leclerc, reparando el daño del sábado con su quinto puesto final. Salvó una prueba extremadamente complicada y caótica y, de nuevo, Ferrari llevó sus dos monoplazas a la meta. No sería extraño un podio del equipo italiano en las próximas carreras, en dura pugna con un McLaren que se asienta como tercer equipo del campeonato. Con su tercer puesto, Lando Norris confirma su creciente madurez y se convirtió en el mejor piloto del fin de semana para los aficionados.

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Sin embargo, Alpine ejerció como triste polo opuesto al equipo italiano en la carrera. Mientras este ha dado un salto cualitativo hacia la cabeza, el otro parece alejarse respecto a la pasada temporada. Está aún por ver en próximas citas si los errores en el túnel de viento durante el invierno, como reconocía Marcin Budkowski en Imola, son corregibles en estos meses, o el paso atrás del 521 es irreversible. El equipo francés cosechó puntos con sus dos pilotos, pero más recogiendo errores ajenos que aciertos propios. Como el sábado, Esteban Ocon de nuevo superó a Fernando Alonso, quien parece afrontar una etapa inédita, aunque lógica en su larga trayectoria en la Fórmula 1. «Estoy más o menos donde esperaba estar, pero siempre quieres más, estar más arriba, tener más confianza con el coche». Por ahora, este será el tenor de las próximas carreras para Alonso.

Verstappen ganó de calle

En lo referente al duelo entre Mercedes y Red Bull, Hamilton y Verstappen, el GP de Emilia Romagna sigue cimentando la sensación de que durará toda la temporada. Las temperaturas más benignas y el asfalto italiano suavizaron los problemas del W12 en la primera carrera. Con un monoplaza alemán más equilibrado, El RB16B se mostraba muy reactivo y más crítico en Imola, pero el diferente rendimiento de cada uno no desmejoraba las perspectivas de Shakir. Cada pista jugará a favor de uno y otro monoplaza, pero dentro de una mínima horquilla entre ambos. Verstappen ganó de calle, pero quedó la duda del resultado final de no haber cometido Hamilton su primer error en mucho tiempo al doblar a Russell cuando alcanzaba al holandés. Pero quién no erró en el GP de Emilia Romagna. La fortuna vino a acompañar al británico con la bandera roja. Un solo punto separa a ambos en la clasificación general. Y la próxima cita de Portimao, por sus características, no parece que vaya a desmerecer el apasionante duelo que ya se ha desatado entre ambos en 2021.