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Monza 2000-Nürburgring 2020: los dos puntos que unen un hito histórico en la F-1

Precisamente en Alemania Hamilton lograba su victoria número 91. Se trataba de un récord considerable imbatible en su momento ante la dimensión del dominio de Ferrari durante un quinquenio. La entrega de ese casco rojo sellaba que no ha sido así.

Las victorias de Hamilton ya dejan de ser noticia en 2020. La séptima lograda en Nurburgring, junto con el abandono de Bottas, le encaminan hacia un séptimo título que le igualaría también al alemán. De momento, el triunfo en el Gran Premio de Alemania alcanzaba un valor singular en el contexto histórico de la Fórmula 1, y como tal pasará al libro de sus leyendas. Como aquel famoso Gran Premio de Italia de 2000.

Hamilton miraba el casco de Schumacher con emoción contenida. Antes de salir al podio, lo acariciaba con cuidado. Lo levantó cuando salió ante el público. Desde que recibía el casco de manos de Mick hasta que lo exhibió en el podio, Toda la escenografía de Nurburgring enlazaba a través del tiempo con otro histórico momento de la Fórmula 1: la rueda de prensa en Monza de aquel 2000, cuando Schumacher ganaba por delante de Mika Hakkinen y su hermano Ralf. Pero aquella tampoco era una victoria más. Con aquel triunfo el alemán había conseguido su victoria número 41. Con ella igualaba a… Ayrton Senna.

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Preguntado por ese hito recién logrado, Schumacher intentó expresar sus emociones. Aún no había conseguido ningún título con Ferrari desde que llegó en 1996. «Tras todos los reveses sufridos, ganar en Italia ante los seguidores de Ferrari y conseguir la victoria 41, como Senna, es demasiado para mí…». De repente, el piloto más duro e implacable de la Fórmula 1 rompió a llorar. Hakkinen intentó ayudarle, pero tampoco podía seguir, contagiado por la emoción. Desde entonces, Schumacher logró cincuenta victorias más. Aquel punto de Monza enlazaba con el de Nurburgring, cuando Mick Schumacher entregaba el casco de su padre a Lewis Hamilton.

Hamilton, los sueños pueden volverse realidad

«No es una victoria más» confirmaba el británico tras la carrera y tras recibir el casco rojo. «Recuerdo ver a Michael ganar todas estas carreras cuando era niño. He soñado con llegar a eso, pero no creo que nadie, sobre todo yo, imaginara que otro piloto se acercarse a los récords de Michael». Hamilton intentaba articular con serenidad sus emociones, pero quizás no consciente todavía del valor de su logro. «Ni en mis mejores sueños igualaba a Schumacher en victorias. Me gustaría decir a los niños que esto demuestra que un sueño puede volverse realidad. Es un honor increíble y me va a llevar tiempo asimilarlo».

No llegó a derrochar lágrimas, al menos en público, pero su lenguaje corporal delataba su singular estado de ánimo. «Durante la hora después de la carrera he contemplado e intentado darme cuenta de lo que hemos hecho, y de lo que he podido conseguir. Durante los próximos días es donde mi mente va a estar. Es difícil encontrar las palabras para expresar exactamente esto, para darme cuenta de verdad». Hamilton recordaba también cómo el propio Schumacher había intercambiado cascos con el británico en 2012. «Que su familia me haya honrado hoy me hace increíblemente agradecido». El séptimo título será el siguiente y cada vez más cercano honor.

Por lo demás, el Gran Premio de Alemania destacó por otro significativo resultado, cuando Daniel Ricciardo lograba el primer podio para Renault desde su retorno en 2016, y también desde 2011. El equipo francés ha confirmado que cuenta ahora con el tercer monoplaza de la parrilla, y que el podio de Riccardo era cuestión de tiempo. El australiano ganó su apuesta y Cyril Abiteboul tendrá que hacerse el tatuaje que aquel desee. El R20 ya es competitivo en todo tipo de circuitos, como se ha confirmado desde Spa. En la distancia, un tal Fernando Alonso empieza, como hace pocas fechas comentaba el propio Cyril Abiteboul, a «oler sangre».

Mercedes, Red Bull, Renault, Racing Point, McLaren… Los cinco primeros monoplazas del Gp de Alemania, uno por equipo, ilustraron la jerarquía actual de la Fórmula 1. Malas noticias para McLaren, que parece perder terreno en las últimas carreras, a caballo entre evolucionar su MCL35 para recortar las diferencias que le separan de Racing Point y el equipo francés, y su trabajo para desarrollar un nuevo concepto aerodinámico para 2021, cercano en el frontal al de Mercedes y Racing Point

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Sainz, quinto tras 60 vueltas de sufrimiento

En esta ocasión, le tocó a Carlos Sainz la función de 'conejillo de indias. Alerón y morro nuevos y diferentes elementos aerodinámicos se incorporaron al monoplaza del español, quien terminó «desubicado» el fin de semana. McLaren decidió configuraciones diferentes con Norris y Sainz para recoger datos y compararlos durante las dos próximas semanas. Hay trabajo. Como Sainz apuntaba el sábado, «cuando se incorpora una evolución es porque se supone que será mejor». Pero no fue el caso, a pesar del quinto puesto final logrado por el equipo (Norris abandonó por el motor).

Para Sainz, fueron «60 vueltas de sufrimiento. Teníamos mucho subviraje, el coche era difícil de controlar por el equilibrio, «si hubiéramos tenido el viernes para desarrollar este paquete (no hubo libres por las condiciones ambientales), quizás ahora sería mejor de lo que tenemos. El mayor interrogante que tenemos es por qué el paquete no funciona como debería». Sainz avisaba, a pesar del resultado. «Tenemos que tomar importantes decisiones en las dos próximas semanas». Está en juego el tercer puesto del campeonato 2020.