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Cuando a Ferrari le derrotan hasta los comisarios

Quizás Nico Rosberg tuviera razón cuando afirmaba durante el fin de semana que la prueba de gran rendimiento del SF90 en el Gilles Villeneuve, como en la pista de Shakir, confirmaba el error de concepto del monoplaza italiano. Su competitividad en pistas donde la carga aerodinámica es también la mejor prueba su debilidad en el resto de trazados más convencionales. En el Gilles Villeneuve el porcentaje de tiempo en curva es infinitamente menor que el de las zonas rápidas, mayoría en el trazado canadiense. Sebastian Vettel lograba la primera pole de la temporada frente a Lewis Hamilton. Pero había que defenderla al día siguiente. Un enfrentamiento del que nació la polémica del Gran Premio de Canadá. Porque no fue Hamilton quien batió a Vettel

El piloto británico demostró que el gran ritmo en carrera mostrado el viernes pudo evitar que Sebastian Vettel se escapara tras el semáforo verde. Y durante toda la prueba. Entre ambos pilotos se produjo un apasionante duelo, siempre separados por escasos segundos. Cuando Hamilton y Mercedes no lograron superar al SF90 en la parada en boxes, y con una sola parada en boxes, el británico solo podría lograr su séptima victoria si superaba a Vettel en duelo directo.

El alemán se defendió brillantemente durante casi cincuenta vueltas, estirando la diferencia cada vez que el británico se acercaba. Pero el Mercedes no cejaba y, a falta del 22 giros el alemán siguió recto en la chicane de la tercera y cuarta curva. Otro tema sería considerar cómo el alemán sigue cometiendo errores bajo la presión de sus duelos con Hamilton. Pero en Montreal la cuestión quedó en segundo plano.

Un error con sanción

Con los neumáticos sucios volvió a la pista, Vettel intentó acelerar, el morro de su monoplaza delató como las ruedas no respondía al volante, y el Ferrari se desplazó hacia la derecha, por donde intentó entrar Hamilton, al que obstaculizó. Los comisarios decidieron que su maniobra era intencional y, por tanto, sancionable. El alemán no ocultó por la radio su enfado. Si en Shakir -donde Leclerc logró la pole- fue un motor quebrado, una sanción de cinco segundos negó de nuevo la primera victoria de Ferrari en 2019. La polémica había explotado ya desde los mensajes por radio del propio Vettel a su equipo, quién no ocultó sus sentimientos incluso en el parque cerrado, cuando cambió los elementos que identificaban la posición de cada monoplaza. Luego, la polémica seguiría en otros muchos ámbitos.

«Creo que la función de los comisarios es penalizar una flagrante maniobra, no errores involuntarios como resultado de competir duro. Lo que ha ocurrido en el Gran Premio de Canadá no es aceptable a este nivel de nuestro gran deporte» tuitearía tras la carrera el americano Mario Andretti, una de las leyendas del automovilismo. Otro campeón del mundo, Nigel Mansell fue incluso más duro con los comisarios. Numerosos pilotos profesionales y ex de la Fórmula 1 manifestaron su opinión en las redes sociales, y todos en contra de sancionar la maniobra de Vettel. La aplicación estricta del reglamento puede ofrecer resultados contraproducentes para el espectáculo, era el sentir de la mayoría de ellos, cuando no se deja pelear a los pilotos en la pista. Ferrari decidió apelar la sentencia. La historia de la Fórmula 1 enseña que las posibilidades de éxitos son remotas, y es posible que el equipo italiano siga esperando a esa elusiva primera victoria. Mientras tanto, las próximas pistas, en la línea apuntada por Rosberg, tampoco parecen jugar a favor del monoplaza italiano. Al parecer, Ferrari tendrá que seguir esperando.

McLaren y Sainz, sin suerte

En esta ocasión, el Gran Premio de Canadá no acompañó a McLaren y Carlos Sainz. Tras terminar cuarto en los entrenamientos libres «en el mejor viernes del año», según explicaba el español, se confirmaba que el Gilles Villeneuve era un trazado propicio para la personalidad del MCL34. McLaren incorporaba algunas novedades aerodinámicas y trabajaba a destajo para lograr un monoplaza equilibrado. Todo apuntaba que el Q3 era un objetivo más que accesible para sus dos pilotos, y así fue. Pero a diferencia de Mónaco, todo se volvió en contra de Sainz y su equipo.

«Hoy no hemos podido mostrar nuestro verdadero ritmo», se lamentó el piloto español al final de la prueba. Un encadenamiento de factores que se inició el sábado frustró la potencial cosecha de puntos para McLaren, en la defensa de su cuarto puesto en el campeonato. Primero fue el error de Sainz para mejorar su novena posición en el Q3, donde no completó ninguna vuelta efectiva. Después, la sanción de tres puestos por obstaculizar al Toro Rosso de Alexander Albon. Todo lo ganado al entrar en el Q3 se perdía de un plumazo.

A Sainz, como a Ferrari, se le cruza la fortuna en las mejores pistas del calendario. Una lámina de visera del casco de otro piloto entraba en el conducto de frenos en la tercera vuelta. No cabía una segunda parada en boxes en la carrera, por lo que Sainz montó neumáticos para llegar al final de la prueba: 67 vueltas por delante. El piloto español confirmó su buen ritmo cuando comenzó a rodar con aire limpio hasta remontar a la novena posición. Pero su precipitada parada restó margen de maniobra a su estrategia de neumáticos. «Nos han sobrado cinco o diez vueltas», se lamentaría Sainz, que perdía a falta de cuatro vueltas la posibilidad de puntuar en un circuito donde McLaren tenía a mano una buena cosecha de puntos, ya que Lando Norris abandonó prematuramente con una avería mecánica con los frenos.

Sainz finalmente terminó undécimo, por detrás de Daniil Kyvat. El sábado, Toro Rosso había forzado la sanción al madrileño, conscientes sus responsables del valor que podría adquirir retrasarle para ponerle a tiro de sus monoplazas. Acertaron. A diferencia de Mónaco, en esta ocasión Sainz perdió frente a piloto y monoplazas que habían sido más lentos durante todo el fin de semana. Vivió la cara y la cruz de la Fórmula 1. Sin importar cuánto corriera su monoplaza.