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Aunque Mercedes siga ganando, la vida no sigue igual en la Fórmula 1

Casi siete meses exactos desde el ultimo Gran Premio de Fórmula 1. Por primera vez en su historia, con carreras sin público en las gradas y los equipos aislados entre sí bajo estrictos protocolos de seguridad. Prácticamente con un puñado de periodistas sin bajar al paddock ni tener contacto directo con los protagonistas. Sin embargo, pesar de todos los infinitos obstáculos levantados por la pandemia del coronavirus, la Fórmula 1 empezó a lo grande en el Gran Premio de Austria. La primera cita de 2020 confirmó la extraordinaria maquinaria que es la Fórmula 1, capaz de afrontar los mayores desafíos. A pesar de ellos, equipos y pilotos ofrecieron un sensacional espectáculo que da esperanzas ante una temporada comprimida, pero de una potencial gran intensidad tras lo vivido en Austria. Parece que la vida no seguirá igual en esta Fórmula 1 en los próximos meses

El Red Bull Ring confirmó rápidamente desde el viernes los pronósticos de la pretemporada en Montmeló: el equipo alemán, aunque ahora vestido de negro, rodaba en otra dimensión, pero la igualdad de la mitad de la parrilla será extraordinaria. La superioridad inicial de Hamilton, para bien de todos, sería tan solo provisional. Por detrás, las mejores noticias para los aficionados, aunque no los tifosi de Ferrari. La involución del SF1000 levantaba todo tipo de rumores, porque arrancaba un segundo más lento que el pasado año y el resto de los clientes con motores italianos se iban al fondo del cajón. De repente, Leclerc se veía conviviendo con rivales desconocidos, porque Vettel iba con el gancho y sin resuello. McLaren y Renault habían recuperado medio segundo frente a la cabeza de 2019. Racing Point, un segundo completo. Qué más se podía pedir

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Está por ver si Ferrari se recupera a partir del Gran Premio de Hungría con sus nuevas evoluciones. De momento, Mercedes comienza la temporada con un rival menos. El único que amenazaba en el Gran Premio de Austria era Red Bull, aunque renqueante por su ritmo el viernes y el sábado. Pero no había nadie más para intentar sorprender, como a punto estuvo de suceder. Pero la mala fortuna mecánica castigó demasiado pronto a Max Verstappen, y el propio Lewis Hamilton se encargó de Alex Albon. La primera carrera de la temporada se convirtió en el mejor alivio para tantos meses de sequía y dificultades.

Bottas le robó la cartera a Hamilton

Porque, para empezar, Valteri Bottas le robó inesperadamente la cartera a Hamilton el sábado. Emboscado, solo le superó en los compases finales de los entrenamientos. Queda por confirmar ahora que el finlandés no se desinfle según avanza la temporada, como en años anteriores. Bottas se vio también favorecido por el abandono prematuro de Verstappen, pero los problemas técnicos en carrera de los monoplazas alemanes obligaron a levantar el pie. Los dos coches de seguridad añadieron alicientes extra, y aquí Red Bull aprovechó su única oportunidad cuando Albon echó el garfio a Hamilton. Incidente de carrera o no, los comisarios sancionaron al británico por sacar fuera a Albon. Hamilton perdió el podio por los cinco segundos de sanción, pero el de Red Bull quizás algo más. «Podíamos haber ganado esta carrera. Mercedes tenía hoy el mayor ritmo, pero mis chicos hicieron un gran trabajo con la estrategia. Cuando hice la parada, no sabía qué pasaba, pero pronto me día cuenta que era muy buena». Con sus neumáticos nuevos, Albon iba a por Bottas como un avión. Hamilton se interpuso. Nunca sabremos cuál hubiera sido el resultado final.

Por detrás, fue locura. Norris, Leclerc, Pérez y Sainz pelearon a brazo partido durante toda la prueba, ojalá el preludio de un campeonato sin aficionados en vivo. El Racing Point iba camino del podio como igualmente podía ser Leclerc, Norris, o el español, si hubiera conseguido adelantar al Ferrari o a su compañero en momentos clave de la carrera. El ritmo entre ellos era tan igualado, que cualquier factor podía descompensar la clasificación a uno u otro. Y aún faltaba Ricciardo y su Renault, también candidato al grupo, sin suerte tanto el sábado (una bandera amarilla le impidió su última vuelta) como el domingo ante su abandono prematuro. Al final, Lando Norris logró un más que merecido podio, que pudo haber sido un segundo puesto de no mediar un increíble Charles Leclerc, capaz de sacar petróleo de donde no había. ¿Desde cuando no se ha visto a un Mercedes, un Ferrari y un McLaren en lo más alto de un podio de Fórmula 1?

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Sainz, quinto con un sabor agridulce

Para Carlos Sainz, el Gran Premio de Austria dejaba un sabor agridulce. Gran resultado global para McLaren, pero también un posible podio perdido para el español. Para empezar, desde el sábado, cuando Lando Norris arrancaba cuarto y Sainz octavo. Una posición que limitó sus posibilidades en carrera y le complicó la vida, como pudo comprobarse en varios momentos clave del gran premio. «Quizá ese podio se nos ha escapado en la lucha con Lando» explicaba al final de la prueba, cuando no pudo adelantar a su compañero en duelo directo a pocas vueltas del final, en perfecto resumen de su primer fin de semana de 2020. «Casi le adelanto, pero me ha empujado un poquito hacia fuera y al final he tenido que levantar. Ahí ha estado el podio. Si no, creo que habríamos podido quedar terceros. Saliendo octavos, es otro buen domingo. Pero fue una pena la clasificación de ayer, que nos ha mantenido un pelín retrasados toda la carrera». Sainz no pudo adelantar a Pérez, a Leclerc, ni al mismo Norris a pesar de sus intentos. Herencia y lastre del sábado.

El próximo domingo, de nuevo, en el mismo lugar y a la misma hora en esta Fórmula 1 de coronavirus. Para entonces, Carlos Sainz quizás haya aprendido las lecciones con el MCL35 que tanto le condicionaron el sábado. Porque el gran objetivo de 2020 no es otro que un tal Lando Norris.