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El Gran Premio que la Fórmula 1 necesitaba como el oxígeno para respirar

Tanto por el implacable dominio de Mercedes hasta el momento, como por como la resolución final de los comisarios tras el incidente entre Charles Leclerc y Max Verstappen, que restañaba en parte la gran herida abierta por la sanción de Sebastian Vettel en Canadá. Tristemente, Ferrari no se beneficiaba de las bendiciones de una trepidante prueba.

La victoria de Max Verstappen está al alcance de muy pocos pilotos. Ciertamente, tantas zonas DRS en un trazado ancho y corto permiten mayor número de adelantamientos que en otros circuitos. Pero tras su pésima arrancada, el holandés volvió a confirmar su tremenda competitividad y agresividad, hasta el punto de que en ocasiones un monoplaza de Fórmula 1 parece encogerse ante su talento. Su extraordinaria remontada no quedó empañada por los problemas de Mercedes o el fallo estratégico -o problemas de consumo- de Ferrari. Pero además de romper el monopolio del equipo alemán, noticia agradecida a estas alturas del campeonato, también aportó a Honda su primera victoria en la Fórmula 1 desde 2006.

Primeros problemas del año para Mercedes

El equipo alemán y sus pilotos rodaron con una mano atada a la espalda por sus problemas de refrigeración ante las altísimas temperaturas bajo las que se celebró la prueba. Aplastante durante gran parte de la temporada, Hamilton fue esta vez comparsa de otros. Hasta el alerón delantero tuvo que cambiar durante la carrera. Mercedes ya no logrará el récord de ganar en todos los circuitos del calendario en 2019. Pero eliminados de la ecuación ¿Qué necesita Ferrari para conseguir su primera victoria?

El equipo italiano ha recibido duros golpes esta temporada. Pero quizás ninguno como el del Red Bull Ring. Perder la primera victoria por una avería mecánica en Bahrein fue duro, pero fruto del azar mecánico. En Canadá se perdió por un error de Vettel. Pero en el Red Bull Ring, después de dominar implacablemente durante todo el fin de semana, Charles Leclerc era superado a tres vueltas del final tras haber controlado también prácticamente toda la carrera. Desde Red Bull y Mercedes ya insinuaron que la estrategia de Ferrari era arriesgada. El monegasco arrancaría con el compuesto más blando, para quedar previsiblemente expuesto en la parte final de la carrera. Y así fue. Otros rumores apuntaban a la necesidad de controlar el consumo de combustible. Por las razones que fueren, resulta increíble la dificultad de Ferrari para ganar incluso en sus circuitos más favorables.

Por no hablar de la racha de Sebastian Vettel. Mattia Binotto ponía el dedo en la llaga al final de la prueba. Si el alemán hubiera ocupado durante la carrera el lugar que le correspondía por el nivel del SF90, podría haber jugado como colchón frente a la remontada de Verstappen. Pero el error del sábado en los entrenamientos cuando dañaba su lateral le impidió completar la sesión. En carrera, el equipo le castigaba con una pésima primera parada en boxes, y luego necesitaría una segunda. Vettel, por factores propios o ajenos, necesita en su monoplaza…una ristra de ajos.

Pero el Gran Premio de Austria ayudó también para aliviar presión sobre la política de la FIA y la Fórmula 1 con los pilotos. Desde que se anunciaba que los comisarios investigarían el duelo entre Leclerc y Verstappen sobrevoló el peor de los escenarios: un trepidante final de carrera arruinado nuevamente por otra sanción, producto de la aplicación recurrente de un reglamento asfixiante para la pugna de los pilotos en pista. La Fórmula 1 no hubiera soportado otro golpe a su menguado prestigio de estas últimas fechas -con el monopolio de Mercedes- como el sufrido en Canadá. Como aquel paciente que teme las peores noticias para su salud, que el veredicto de los comisarios dejara el resultado finalmente invariado resultó un verdadero alivio. La realidad es que el enfermo nunca tuvo que haber pasado por unas pruebas innecesarias, como tampoco se deberían fiscalizar todas y cada una de las maniobras que tienen lugar en la pista, fomentando entre aficionados y pilotos la percepción de que cualquier acción sobre el asfalto es potencialmente punible.

Carlos Sainz, gran protagonista

Y si Max Verstappen fue gran protagonista del Gran Premio de Austria, Carlos Sainz no le fue a la zaga, aunque con dinámica diferente y desde el extremo opuesto. Desde la última línea de parrilla por la penalización, el piloto español remontó con un ritmo apabullante que dejaba en evidencia al resto de monoplazas excepto a los cinco de cabeza. Porque hasta el propio Pierre Gasly estuvo a punto de caer víctima de su cabalgada, frustrada por un alerón roto que detuvo su remontada cuando acariciaba el séptimo puesto del francés.

McLaren se confirma como cuarto equipo de la parrilla, con especial enfasis en el Red Bull Ring. Sainz se mostraba satisfecho de que durante tres fines de semana consecutivos y en trazados de diferente configuración el MCL34 entre fácilmente entre los seis primeros los viernes, y sin agobios en el Q3. El ritmo de carrera del español en el Red Bull Ring confirma la progresión de McLaren y cómo sigue sacando rendimiento de su monoplaza.: «Nunca había tenido un monoplaza con el que salir último y poder remontar de esta manera». «el coche y yo éramos uno». «No es ningún un espejismo, el coche tiene ritmo, yo me siento bien con el coche y eso ayuda a que pueda hacer remontadas de estas». Y sobre todo, esos mensajes de Carlos Sainz al terminar la carrera, que auguran tiempos de optimismo