comscore

Los milagros existen para Hamilton; el infierno, para Vettel

«Hemos escuchado a Christian Horner quejarse en los últimos cuatro años sobre la velocidad en línea recta, así que no quiero entrar ahí, pero es un hecho de que hemos perdido terreno, tienen una gran unidad de potencia, de gran rendimiento, somos rápidos en todo tipo de curvas, pero no podemos igualar sus prestaciones en las rectas». Quién podía imaginar tales palabras a cargo de Toto Wolff tras cuatro años de dominio de Mercedes que suponían el reconocimiento de perder su histórica superioridad a manos de Ferrari. Y se escucharon en Alemania, precisamente en casa del fabricante alemán.

Llegaban poco después de aquellas dramáticas imágenes de desolación protagonizadas en los entrenamientos oficiales por Lewis Hamilton, arrodillado junto a su coche, hundido anímicamente tras la avería que le había dejado fuera de juego. Partiría desde la decimocuarta posición, mientras que Sebastian Vettel arrancaba desde la primera. Todo apuntaba a otra victoria del piloto alemán tras la de Gran Bretaña. Ferrari empezaba a doblar el brazo en el intenso pulso que ambos equipos mantienen en la presente temporada. Y, efectivamente, el piloto alemán dominó a placer gran parte de la prueba hasta que apareció la lluvia y Fórmula 1 recuperó inesperadamente su increíble capacidad para lo inesperado: que ganara Lewis Hamilton desde esa séptima línea de parrilla. «Los milagros existen», le contestaba a Lewis Hamilton su ingeniero por la radio tras la bandera a cuadros. Porque su victoria fue un verdadero milagro.

Hamilton, malabarismo bajo la lluvia

La lluvia volvió loca la prueba en su último tercio. Monoplazas (como Alonso o Lecrerc) apostaban a cara o cruz con los neumáticos de agua. No fueron los únicos. En esos momentos de superficie deslizante y traicionera, Hamilton hacía malabarismos para mantenerse en la pista sin entrar a cambiar gomas. Por el contrario, y solo a falta de solo 15 vueltas, incluso cuando Kimi Raikkonen había recibido órdenes para dejar pasar a su compañero, «un error pequeño pero que pagué muy caro» terminó con el alemán en las protecciones. Sus gemidos delataban su desesperación. No solo perdía una victoria segura ante sus compatriotas, sino otro duro golpe a Mercedes. Vettel desperdició una oportunidad de oro, que podría resultar letal en el contexto del campeonato. Al final de la pasada temporada, los errores de Baku o Singapur de Vettel se revelaron decisivos en la intensa lucha con Mercedes. En Hockenheim, Vettel parecía repetir ese patrón de 2018, cometer errores bajo presión que no se esperan en un piloto de su nivel.

«Ha habido varios momentos cruciales esta temporada», reconocía Hamilton al final de la carrera, «nunca he competido como hoy, después de correr tantos años, nunca sabes si vas a vivir una mejor carrera que la que hayas tenido antes, pero esta se sitúa al nivel de las mejores». Efectivamente, podría considerarse una de las mejores victorias en la carrera del británico. Los estrategas de Mercedes, tan errados en carreras anteriores, calibraron con extrema exactitud la presencia de la lluvia, el momento de cambiar de neumáticos, y de seguir en la pista. Pero Hamilton gestionó magistralmente sus neumáticos para alargar su primer relevo, factor decisivo para la victoria final. Aunque no tanto como su capacidad para desenvolverse con los ultrablandos en suelo mojado, controlando espectacularmente su monoplaza en momentos críticos, mientras su gran rival acababa contra las protecciones. Diferencias que pueden definir títulos.

El péndulo sigue oscilando entre Hamilton y Vettel, Mercedes y Ferrari. Cada equipo y piloto ganan en el terreno teóricamente propicio para su rival. La progresión de Ferrari en las últimas carreras anticipa un extraordinario duelo por ambos títulos. Cada error puede resultar leta, y quizás a final de año esos puñetazos de Vettel a su volante tengan desgraciadamente una mayor relevancia.

Alonso y Sainz, desbarajuste para los dos

En cuanto a Fernando Alonso y Carlos Sainz, el Gran Premio de Alemania terminó en pleno desbarajuste para ambos. McLaren sigue estancado, y puede que pronto el equipo británico decida concentrarse en el monoplaza de la próxima temporada. Hasta qué punto habrá progresión después del parón veraniego es una incertidumbre. De momento, Alonso sigue tocando techo los sábados con la decimotercera posición, e intentando pescar los domingos algunos puntos. Nunca mejor dicho para el Gran Premio de Alemania, cuando el equipo británico apostó a cara o cruz con la arriesgada decisión de gomas de agua cuando la llegada de la llegada. Pero perdió al apostar demasiado pronto por los neumáticos intermedios, que hubo que retirar pocas vueltas más tarde. Alonso ni siquiera quiso ver la bandera a cuadros y retiró su monoplaza en la última vuelta. En semejante contexto, el mayor interés en torno al piloto español es su continuidad o no en 2019. Parece que ni siquiera el propio interesado tiene la respuesta clara en estos momentos

En cuanto a Carlos Sainz, el Gran Premio de Alemania fue otra buena oportunidad para batir a su compañero. Sin embargo, Niko Hulkenberg lograba el mejor resultado de la temporada para Renault, mientras Sainz se perdía por las estrategias erróneas -nuevamente- de su equipo en la parte final de la carrera, errores de neumáticos incluidos con la lluvia. Como Alonso, su futuro también está en juego para 2019. Quien sabe si el de ambos no terminarán entrelazados o dependientes el uno del otro dentro de unos meses.