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Max Verstappen o la 'abuela asesina'

«La Fórmula 1 ha tomado esta decisión, no son los mejores neumáticos para este circuito, pero han hecho todo más impredecible. Con estos coches desde hace dos años todas las carreras han sido a una parada, así que es bueno haber tomado otra dirección esta semana. Pirelli a veces se lleva críticas porque los neumáticos no duran, o pinchan, pero esto es algo que quería Fórmula 1 y FOM para hacerlo más interesante. Si mañana los blandos no duran más de cinco vueltas no es porque quisiera Pirelli, sino porque la gente quería otro escenario diferente». Carlos Sainz apoyó sin fisuras la decisión de la Fórmula 1 de ofrecer nuevos alicientes y desafíos a la segunda carrera en Silverstone. Piloto y fabricante acertaron en todos sus extremos. Hasta en la mínima duración de los neumáticos destinados al GP «70 aniversario».

La segunda cita consecutiva en el trazado británico deparó un espectáculo impredecible y diferente al GP de Gran Bretaña, una semana atrás. Tanto que Mercedes fue derrotado -o no ganó, tanto vale- por primera vez esta temporada, desfondados sus pilotos por el comportamiento del WO11 con los impredecibles neumáticos, y entre los inéditos reproches públicos de Valtteri Bottas a su equipo, contestados por el jefe Toto Wolff. Sin embargo, cabría atribuir a la osadía e imaginación estratégica de Red Bull y a la impresionante ejecución de Max Verstappen tan singular resultado. Solo los pilotos del mayor calibre son capaces de victorias como las del holandés, que impidió a Mercedes ganar todas las carreras de la temporada, como era el temor general a tenor de lo vivido hasta el momento en la presente temporada.

Los neumáticos cambiaron la carrera

La decisión de Pirelli podría y debería marcar un precedente para el futuro. El extraordinario dominio de Mercedes es de tal calibre que no anticipa rivales incluso en 2021. De aquí que la Fórmula 1 necesite fórmula para no hundir el interés de antemano ante el cariz de la actual temporada. Porque el fabricante italiano suministraba compuestos más blandos para el «70 aniversario» que los de la semana anterior, reforzada la decisión con el aumento de la presión mínima obligatoria para esta carrera. Unido a las temperaturas elevadas, se rompieron muchos esquemas. Como Carlos Sainz había anticipado, los neumáticos se convirtieron pronto en chicle derretido para la mayoría. También para el imbatido y todopoderoso Mercedes, incapaz de plantar cara a la audacia de Max Verstappen y Red Bull.

Por primera vez en la historia de Pirelli en la Fórmula 1, ningún monoplaza arrancaba con el compuesto más blando disponible. La mayoría, con medios. Algunos con duros, como Sainz. Pero que Red Bull intentara clasificarse con ese mismo compuesto para el Q3 rizaba todos los rizos. Lo consiguieron. Con semejante estrategia, la maestría del holandés para gestionar sus neumáticos y la capacidad de respuesta al superar a los Mercedes tras el primer relevo -como se comprobó en la segunda parada con Bottas- el equipo austríaco logró una extraordinaria victoria que no fue el fruto aprovechado de los problemas de Mercedes. Por el contrario, estos eran consecuencia de la estrategia de Red Bull y el talento de su piloto. «No quiero pilotar como una abuela», llegó a reprochar a su equipo por la radio cuando le pedían prudencia desde el muro. Efectivamente, no fue una abuela, sino un auténtico «killer».

La carrera británica ofreció otro nuevo capítulo de la singular situación que vive Ferrari. Que Charles Leclerc celebrara su cuarto puesto a gritos por la radio como si de una victoria se tratara delata las dificultades del equipo italiano, pero también amplifica el fantástico trabajo del monegasco esta temporada, exprimiendo sábado y domingo las menguadas opciones que ofrece en estos momentos el SF1000. Ferrari apostó en Silverstone por un monoplaza más agresivo y descargado aerodinámicamente, de dificultades intrínsecas que Leclerc supo atemperar gracias a su habilidad a una vuelta y, nuevamente, una hábil gestión de los delicados neumáticos del GP de Gran Bretaña.

Pero esta vía técnica se convirtió en una pesadilla para Sebastian Vettel, en el punto más bajo desde que llegó a la Fórmula 1 en 2008. «Me he quedado sin respuestas», reconocía con total frustración el sábado, cuando ni siquiera entraba en el Q3, de nuevo a diferencia de su compañero. Pero el domingo arremetió contra el equipo tras su peor puesto en la Fórmula 1, duodécimo. «Sabéis que la habéis fastidiado», reprochaba a su equipo por la radio sobre la estrategia seguida por los suyos. ¿Olvidaba el alemán su trompo en la primera vuelta, con el que casi se lleva puesto a Carlos Sainz? Mattia Binotto no dudó en señalar la incongruencia, y tras explicar las circunstancias de las paradas del alemán durante la carrera, sentenció con una losa que sepultaba a su piloto: «Su carrera quedó comprometida con la salida, creo que fue la clave, y no la estrategia elegida». A Sebastian Vettel le resta todavía un largo calvario por delante en 2020, mientras su imagen y moral se degradan carrera a carrera.

Carlos Sainz: otra vez los boxes

Carlos Sainz esperaba mejores oportunidades con esa decisión de Pirelli que compensaran la decepción de la semana anterior y el pinchazo que arruinó una segura cuarta posición, su mejor resultado de la temporada. Pero ya entonces el MCL35 había sufrido con los compuestos más blandos de la primera elección del fabricante italiano. La remesa del «70 aniversario» sentó todavía peor a su monoplaza. Para colmo, tanto Renault como Racing Point y Ferrari superaban a McLaren este fin de semana. Todos los equipos perdían rendimiento por el estado del asfalto en la segunda visita a Silverston, pero McLaren más que sus rivales directos. La tendencia ya es preocupante para el Gran Premio de España.

Pero antes Sainz había logrado salvar provisionalmente la situación. Efectivamente, el español se mostró creativo con las opciones que le proporcionaba no entrar en el Q3 por primera vez en 2020. Con la misma elección de neumático que Verstappen, logró recuperar posiciones durante el primer relevo gracias al compuesto y su ritmo de carrera. Solo necesitaba una parada mínimamente decente. Pero de nuevo se estrelló contra el mayor flanco débil de McLaren en los últimos tiempos. Por tercera vez esta temporada, una parada en boxes le hundía en el pozo de la carrera. Incluso un desarbolado Vettel terminaba por delante del español. «Otro día duro, empiezo a estar un poco frustrado y sin palabras porque nada parece que me va bien por ahora». Ya suma numerosas las razones para ello esta temporada. El Gran Premio de España podría redimirle de una hosca y pegajosa mala fortuna que no logra despegarse de encima: