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Renault cogió al toro por los cuernos

«Las circunstancias cambian. La Fórmula 1, el reglamento, la economía mundial y nuestra experiencia, visión y perspectiva han cambiado y evolucionado» Este es el titular con el que Cyril Abiteboul, responsable de Renault Sport F1, justifica el cambio de estrategia de fabricante francés en un nuevo retorno como equipo oficial a la Fórmula 1.

En 2010, Renault vendía su equipo a Genii Capital y dejaba en manos privadas -aunque con una pequeña participación- la escuadra con la que Fernando Alonso ganó sus dos títulos. El escándalo del Gran Premio de Singapur y la crisis económica aconsejaron al fabricante francés su retirada del primer plano. Sin embargo, como en otras tantas épocas de su historia, se mantuvo en el Gran Circo como suministrador de motores. Y con gran éxito hasta 2014. Pero la relación con Red Bull hizo comprender a la cúpula de Renault que jugaban a caballo perdedor. Si el equipo arrasaba, suyo era el reconocimiento mediático. Cuando empezó a perder, Renault quedó en el ojo del huracán.

Vuelta con los grandes

Así, cinco años después, Carlos Ghosn, decidió volver sobre sus pasos. Razones de marketing y operativas han sido determinantes: Renault quiere controlar el paquete completo de su presencia en la Fórmula 1. «El modelo de 'suministrador-cliente no iba a ninguna parte», como reconoce el propio Abiteboul. Ahora, el fabricante francés quiere !llevar adelante el enfoque holístico que no pudimos implementar con Red Bull».

Renault intentará reforzar una brillante historia, también reconocida por Bernie Ecclestone al asegurar al fabricante francés un considerable porcentaje fijo anual sobre los derechos que genera la Fórmula 1, en la línea de Ferrari, Mercedes, McLaren y Red Bull. Un tema clave para la luz verde final, que garantiza su presencia en las parrillas hasta 2024. Más allá del período comprometido por los anteriores equipos.

Todo comenzó en una cocina, cuando los jóvenes ingenieros franceses liderados por Bernard Dudot instalaron su primer dino de pruebas donde hubiera agua suficiente , la necesaria para desarrollar el embrión de la tecnología turbo, allá por mediados de los setenta. 'Una aventura en la que lo irracional iba en paralelo con lo racional'.

En 1977, el primer turbo

En 1977 apareció en la parrilla del Gran Premio de Gran Bretaña el primer monoplaza con tecnología turboalimentada, el RS01. No solo cambiaba la historia de la Fórmula 1, sino también la del automóvil. Fueron años duros, labor de pioneros, la época de las 'teteras amarillas' por la frecuencia con la que los monoplazas franceses terminaban envueltos en humo. Pero en el Gran Premio de Francia de 1979, Jean Pierre Jabouille logró el primer triunfo de la era turbo.

En 1983, Renault estuvo a punto de lograr el título con Alain Prost. Lo perdió en la última carrera. Aquel año y hasta 1986 también comenzó a suministrar motores a otros equipos. Igual que hiciera a finales de 2010, en 1985 también decidió retirarse oficialmente. Pero, de una manera u otra, Renault nunca ha estado fuera de la Fórmula 1. Ese legado es el que Carlos Ghosn ponía sobre la mesa a Bernie Ecclestone para exigir un importante trozo de la tarta económica que genera en la Fórmula 1.

A mediados de los ochenta Ayrton Senna, por ejemplo, llevó motores turboalimentados de la marca francesa durante su época de Lotus, desde 1985 a 1986, con quien logró ocho poles y dos victorias. Ligier y Tyrrell también utilizaron los propulsores galos. La prohibición de la tecnología turbo anticipó la retirada a finales de 1986.

Primera victoria en Canadá, en 1989

Pero Renault tardaría poco tiempo en volver a las parrillas. En 1989 estaba nuevamente presente con los motores atmosféricos V10 de 3.5 litros, diferenciándose de las arquitecturas de Honda, Ford o Ferrari. Aquel mismo año Williams y Thierry Boutsen daban a Renault su primera victoria en el Gran Premio de Canadá. Comenzó una época gloriosa para la marca francesa. Pero no en su propio nombre, sino a la espalda de los equipos que motorizaba.

En 1992, el equipo británico arrasaba con su FW14B de suspensión activa y Mansell al volante. El V10 de Renault era el propulsor a batir. Y en 1993, otro tanto con Alain Prost. Desde esa fecha hasta 1998, los motores franceses se hicieron hegemónicos en la Fórmula 1, en un período que incluyó a Benetton y Michael Schumacher, a pesar de que este último año los motores fueron obligatoriamente de tres litros.

Las dos temporadas siguientes, Williams ganó los títulos de Pilotos y Constructores con Damon Hill y Jacques Villenueve. Hasta que Mercedes cerró tan largo período de victorias en 1998, ya que el fabricante francés se había retirado como suministrador. Sin embargo, como ahora en 2016, Renault ya comenzaba a preparar entonces su retorno oficial con su propio equipo, retomando el testigo de la década de los ochenta. Mientras tanto, se mantuvo en contacto con la Fórmula 1 a través de la marca Mechacrome y de Supertec, gestionada por el propio Flavio Briatore.

En marzo de 2000 Renault compró Benetton, estructura que está en las raíces del nuevo equipo oficial que retorna en 2016. Se mantuvo el nombre del equipo italiano durante dos años mientras se reestructuraba a fondo la escuadra. Renault solo quería su nombre en los monoplazas de un equipo que fuera suficientemente competitivo. Después de diecisiete años, en 2002 el fabricante francés estaba presente oficialmente por segunda vez en su historia, ahora con Jarno Trulli y Jenson Button.

Llega Fernando Alonso

El británico fue sustituido por Fernando Alonso en 2003 entre los duros ataques de la prensa británica al italiano. Pero aquel año, el piloto asturiano logró la primera victoria en el Gran Premio de Hungría, convirtiéndose en el más joven de la historia en ganar un gran premio. Era la primera del equipo oficial desde el Gran Premio de Austria de 1983. En 2004, Jarno Trulli ganó en Mónaco, la única victoria de la temporada. Mientras tanto, el fabricante francés tuvo que abandonar el propulsor de 111 grados para acudir a una arquitectura más convencional. Con Michelin plenamente volcado con Renault mientras Bridgestone lo hacía con Schumacher, Fernando Alonso terminó con el dominio de Ferrari que se iniciara en 2000.

En 2006, el fabricante francés volvió a convertirse en suministrador de motores además de seguir con su equipo oficial. Firmó entonces con Red Bull, una decisión estratégica clave que ha durado hasta la pasada temporada y deparó innumerables éxitos durante algunos años, pero también una traumático conflicto con amplias repercusiones mediáticas que forzó la reciente decisión de volver a la Fórmula 1.

Mientras tanto, la marcha de Alonso a McLaren en 2007 inició la lenta decadencia del equipo oficial francés, también acentuada por la llegada de Bridgestone como fabricante único de neumáticos. Fisichella y Kovalainen no lograron ninguna victoria aquel año. Pero Renault consiguió recuperar a Fernando Alonso al siguiente con Nelson Piquet junior a su lado. El piloto español logró dos victorias, una de ellas la famosa y polémica de Singapur. Pero sobre el horizonte ya amenazaba una posible retirada francesa de la Fórmula 1, en plena crisis económica. El equipo boqueaba económicamente. Carlos Ghosn fue el artífice de aquella retirada como del cambio de estrategia actual. En 2010, Alonso ya estaba en Ferrari, y Renault fuera de la Fórmula 1 como equipo oficial.

Paso a Lotus F1

Con un 25% en el capital del nuevo Lotus Renault, el equipo siguió desde 2010 dos años como suministrador y con el polaco Robert Kubica como gran estrella. A partir de 2012, el equipo se convirtió simplemente en Lotus F1, y el nombre de Renault desapareció. En 2009 llegó la primera victoria de Vettel con Red Bull y los motores franceses, y al año siguiente los dos títulos de Pilotos y Constructores para el equipo austríaco.

El fabricante francés se convirtió en una aliado crucial para la tecnología de los escapes de soplado que Adrian Newey y sus ingenieros dominaron como nadie. Los técnicos franceses supieron adaptar las fases de la combustión y el uso de los gases con el uso del acelerador para proporcionar una extraordinaria carga aerodinámica a través de los tubos de escape. Desde 2010 a 2013, Renault fue parte integral de los éxitos de Red Bull. Lo que importó poco en cuanto la nueva tecnología híbrida torció el aparejo del equipo austríaco.

Renault no calibró suficientemente el impacto de la nuevas unidades de potencia. Tras un duro 2014, el panorama empeoró en 2015. Red Bull señalaba una y otra vez en público al fabricante francés, en ocasiones con extremos hasta humillantes. La paciencia se colmó para Carlos Ghosn. O lo hacemos solos, o nos vamos. Y Renault ha decidido coger el toro por los cuernos.

Alonso, Renault y Michelin. El matrimonio perfecto

Tan pronto como Fernando Alonso probó el R25 en los primeros entrenamientos de pretemporada, comprendió que tenía un arma ganadora en las manos. Las tres primeras carreras de 2005 fueron suyas. Aquel joven piloto, cazado en 1999 por el ojo de Flavio Briatore, tan pronto contó con un material competitivo confirmó el enorme talento que atesoraba. Tras un año en Minardi, otro como piloto de pruebas en 2002 en el seno de Renault y dos más fogueándose con los monoplazas azules, Alonso estaba listo para plantar cara a Ferrari y McLaren con un equipo muy eficaz que había logrado desarrollar un monoplaza extremadamente competitivo acompañado por el desarrollo de Michelin.

Kimi Raikkonen se convirtió en el gran rival de la temporada 2005, pero al final el título fue para Fernando Alonso y Renault que, curiosamente, conseguía por primera vez en su historia el título de Constructores.

Alonso comenzó la temporada 2006 de forma avasalladora. Hasta el Gran Premio de Mónaco logró cuatro victorias y dos segundos puestos, amasando una ventaja considerable hasta el Gran Premio de EEUU. Si McLaren fue el rival el año anterior, esta temporada eran Ferrari y Schumacher, y desde aquella carrera ambos comenzaron a recortar la diferencia lograda en la primera parte de la temporada. Fue una segunda parte del campeonato angustiosa hasta que la rotura del motor en el Gran Premio de Japón dejó la vía libre para el segundo título de Alonso. Hasta hoy. Tanto para el piloto español, como para Renault.

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