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Fernando Alonso. Por fin, un respiro

«Tenemos mucha curiosidad en ver lo competitivos qué podemos ser en una pista como esta. Es un fin de semana interesante». El Gran Premio de Hungría se presentaba a priori como la mejor carrera de un dura temporada para McLaren y Fernando Alonso. «Todo pasa porque nos salgan bien las cosas y haya un fin de semana sin problemas, que hemos tenido demasiados en los últimos». Efectivamente así ocurrió, a pesar de que tampoco faltaron los sobresaltos en Hungaroring.

Aún es pronto para certificar que el equipo británico haya entrado en una nueva etapa de su proyecto, ya que se sabía que el trazado húngaro resultaría propicio por sus características para las condiciones actuales del MP4-30, un circuito «más favorable que los últimos, que Canadá o Silverstone».

«El mejor coche de la temporada»

Con los resultados del  viernes en la mano se confirmaban las expectativas. Alonso hablaba de tener entre manos «el mejor coche de la temporada», un monoplaza que «da confianza», confirmaba el propio Jenson Button. Pero la fiabilidad y el ritmo de carrera quedaban todavía eran una incógnita. Sin embargo  parecía que la historia de 2015 volvía a las andadas el sábado, y con gráfica crudeza.

Tras pasar 'in extremis' al Q2, el MP4-30 se quedaba parado a la entrada del pasillo de boxes. Entonces, Alonso protagonizó una de las imágenes de la temporada, cuando empezó a empujar  su monoplaza en solitario para intentar llevarle a su garaje y aprovechar el escaso tiempo restante para finalizar la sesión. Aunque digna de alabanza para el asturiano, la escena se convertía en una ilustradora metáfora de la temporada de McLaren y Honda. Para ser mas exactos, de su punto más bajo.

Por la tarde, Alonso sorprendía con sus palabras. «Es cierto que la Fórmula 1 no es tan excitante como en el pasado, pilotar estos coches que son solo dos o tres segundos más rápidos que un GP2», para rematar que «sin entrenamientos privados, con estos neumáticos, con estas limitaciones, con un calendario de 21 carreras, está la tentación de otras categorías…», dejando entrever la posibilidad de un próximo futuro fuera de la Fórmula 1. El tiempo dirá si se trataba de solo una reflexión, o algo más profundo.

El domingo, el cénit

Y si piloto y equipo parecían tocar fondo el sábado, afortunadamente alcanzaron el cénit de la temporada el domingo. Porque sorprendió el ritmo del MP4-30 durante la prueba, consistente y similar al de otros monoplazas mejor posicionados por delante en la carrera.  Al final, desde la decimoquinta posición de la parrilla,  el español terminó en un sorprendente quinta puesto. «Era una pena que acabase la carrera porque en cada vuelta me decían que a alguien le pasaba algo y ganábamos posiciones. A este ritmo, 10 vueltas más y acabamos en el podio», bromeaba Alonso al final de la prueba. Y aunque se tratara de una carrera caótica, el vuelta a vuelta del piloto español sí mereció el premio recibido.

En todo caso, Alonso se mostraba prudente. Antes, ya  avisó que todavía quedan carreras duras, y que habría que esperar a Singapur para confirmar la evolución de McLaren y Honda. «Era un circuito favorable al no tener demasiadas rectas (Hungaroring). Eso nos iba a ayudar. En carrera, la capacidad de tener ERS no es tan importante. En Mónaco, un circuito parecido, estuvimos a punto de puntuar con los dos coches y hoy lo hemos conseguido», confirmaba tras la prueba. Efectivamente, en el trazado magiar ambos monoplazas terminaron en los puntos, confirmando el progreso de su fiabilidad a pesar del susto del sábado.

«El coche ha mejorado en cada carrera, sobre todo aerodinámicamente. Hemos entendido un poco mejor su filosofía, Con el morro corto hemos cambiado la dirección del coche, pero entendiendo lo que hacíamos. En cuanto a la unidad de potencia también hemos tenido mejoras aunque algo más pequeñas. Así que esperamos seguir mejorando en la segunda parte de la temporada». De momento, «estos puntos son un buen modo de irnos de vacaciones». Quién sabe lo que puede esperarnos a la vuelta.