Quienes tuvieran la oportunidad de disfrutar un sensacional Gran Premio de España 2016 pueden estar seguros de haber vivido un acontecimiento histórico en la Fórmula 1. La victoria de Max Verstappen, por sus particulares circunstancias, ha conmocionado los pilares de este deporte. Y por varias razones.
El harakiri de Mercedes, la estrategia menos efectiva para Ricciardo y Vettel, incluso el pinchazo final de su compañero de equipo? Hay que situar en perspectiva más amplia un triunfo también con un cierto punto de fortuna. Porque el verdadero mérito de Max Verstappen es haber logrado situarse en la posición que ocupa en la Fórmula 1 cuando solo en 2014 debutaba en monoplazas.
Un talento innato
Talento puro a edad inusual. Hijo de padres pilotos, compitiendo cuando otros niños andan en triciclo, carrera absolutamente meteórica en karts, Fórmula 3 como primer año de monoplazas porque otras categorías menores ?Fórmula Renault- se le quedaron pequeñas en sus primeros entrenamientos privados, fichaje por Red Bull, momentos estelares en 2015, promoción al primer equipo? Y cuando se presenta la oportunidad, la coge con las dos manos. La victoria de Verstappen no fue cuestión de suerte, sino de estar en la posición para aprovechar las circunstancias favorables de una carrera. Con solo 18 años.
Pero en su debut con Red Bull, su capacidad de adaptación en los libres, la presión a Ricciardo en los clasificatorios, su inteligencia y capacidad de cuidar los neumáticos sin bajar el ritmo ni cometer errores ante Raikkonen, son factores que en Montmeló le fueron llevando hacia la victoria. Un pequeño ladrillo tras otro, cada uno perfectamente sitio. Este es solo el comienzo.
¿Guerra civil en Mercedes?
Por detrás, el resultado del Gran Premio de España deja abiertas cuestiones polémicas para los próximos días, y más alicientes para el campeonato. Cuando parecía que Mercedes iba a nuevamente aplastar en Montmeló, Ferrari no aprovechó la oportunidad de su autoeliminación. Durante los próximos días veremos las consecuencias y el impacto en el seno del equipo alemán, donde puede desatarse otra nueva batalla en la guerra civil que siempre parece latente en Mercedes.
Y si Sergio Marchionne avisaba que la primera victoria debía llegar en Montmeló, un chaval de dieciocho años dejaba en evidencia a la Scuderia. Con su presidente en los boxes. En la mejor oportunidad para recuperar terreno en las dos clasificaciones del campeonato, Ferrari se quedó a medio camino. En Maranello ya saben que no podrán con Mercedes en 2015 salvo milagro de Lourdes. No se logró la victoria ni siquiera con los dos Mercedes en la cuneta. Ahora tienen otro rival en Red Bull. Ojo a Mónaco. Podría ser terrible para los de Maranello.
McLaren mejora pero no es suficiente
En cuanto a los pilotos españoles, McLaren confirmó que es un equipo de media tabla. Y punto. Seguirá mejorando con las progresivas mejoras de motor y aerodinámica, pero habrá que pensar en 2017 y su nuevo reglamento para dar un salto en la jerarquía. A día de hoy, entrar en el Q3 no está asegurado. Alonso apuntaba que el chasis del MP4-31 está entre los mejores. Cuando llegue mayor potencia, también lo hará la carga aerodinámica, y también un superior rendimiento.
Pero si el circuito de Montmeló, por sus características, sirve como termómetro, no resulta descabellado pronosticar que un puesto entre los cinco primeros en las últimas carreras de la temporada podría constituir un gran éxito. La lucha por la victoria solo llegará en 2017. Si lo hace…
Fin de semana perfecto para Sainz
Y, para terminar, Carlos Sainz. El piloto de Toro Rosso protagonizó un fin de semana perfecto, optimizando al máximo el potencial de su monoplaza en relación con los de otros equipos rivales. Octavo en entrenamientos, con una salida extraordinaria y una carrera muy madura para cubrirla a dos paradas, Sainz logró su mejor resultado en la Fórmula 1. Cuando más lo necesitaba, ante la promoción de Max Verstappen.
Lo hacía, además, ante su público, el día en el que Max Verstappen alborotaba los libros de historia de la Fórmula 1. Seguro que el holandés será un talento singular, pero su duelo particular durante este año y medio, la gran igualdad de ritmo y prestaciones ?fiabilidad aparte- pone en valor el talento de Sainz. Algún día, los dos volverán a encontrarse cara a cara. Luchando por victorias y, quién sabe, puede que también por títulos. De momento, y tras el Gran Premio de España, es difícil dudar que Max Verstappen no esté ya destinado a ello.