Desde el nacimiento de Cupra, la submarca deportiva de Seat, se ha caracterizado por una constante innovación. En ese afán de superación, su equipo de ingenieros está transformando la forma de desarrollo de sus vehículos mediante la impresión 3D de diferentes piezas.
Uno de los últimos en beneficiarse de esta tecnología es el potente León Competición. Los ingenieros de la marca han trabajado en la impresión 3D de los espejos retrovisores exteriores, las entradas de aire y los conductos de enfriamiento. Esta técnica permite reducir el consumo de combustible al mismo tiempo que aumenta la estabilidad, la velocidad y la seguridad.
Un retrovisor: 20 horas de trabajo
Con este proceso de impresión permite probar rápidamente las piezas en un túnel de viento para determinar cuál es la idónea para mejorar la aerodinámica. Para que nos hagamos una idea, imprimir un espejo retrovisor se tarda unas 20 horas. Cupra tiene la capacidad de imprimir seis a la vez, lo que le da capacidad para crear diferentes diseños simultáneamente.
Tras este proceso, las piezas impresas se ajustan al automóvil y se enfrentan a vientos de más de 290 km/h. Unos sensores se encargan de estudiar el impacto en las distintas superficies, mientras que los datos se muestran en una pantalla donde los ingenieros comparan los resultados.
El jefe de desarrollo técnico de Cupra Racing, Xavi Serra, ha asegurado que «para el nuevo Cupra León Competición modelamos el módulo de control central del volante, las rejillas de ventilación del capó, los retrovisores y las entradas de refrigeración por agua. El objetivo principal es tener muchas partes en poco tiempo«.
El desarrollo final de las piezas impresas en 3D se llevó a cabo en la pista de Portimao en Portugal.
