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24 Horas Ford 2016. Cuando todos ganan

Cuando la solidaridad es el primer mandamiento de una carrera, podemos decir sin temor a equivocarnos que todos ganan. Y así es porque el objetivo de las 24 Horas Ford es combinar competición con la obra social dirigida a financiar programas de ayuda a través de doce entidades seleccionadas con anterioridad.

En esta última edición, celebrada como es costumbre en el madrileño circuito del Jarama, doce fueron los equipos que tomaron parte, cada uno representando a una ONG. En total Ford repartió un total de 115.000 euros en premios, que van desde los 30.000 euros al primer clasificado, hasta los 5.000 del último.

La carrera consiste en recorrer el máximo número de vueltas durante 24 horas con una cantidad limitada de combustible. Llegamos al circuito horas antes de darse la salida. Hay que vestirse adecuadamente (casco y mono obligatorios), acreditarse y acudir al box para conocer a los compañeros de equipo.

Embajadores solidarios

En nuestro caso corremos en la escuadra patrocinada por el diario La Razón, compuesta por nueve 'pilotos' y un coordinador. Antes de iniciarse la carrera la atención se centra en los embajadores solidarios. En nuestro caso hacíamos piña con el humorista José Mota y el periodista Miguel Temprano, pero por el pit line los focos también buscaban a Sergi Ariola, Ana Rosa Quintana, Elena Ballesteros, Daniel Guzmán, Santiago Acosta, Carlos Sobera, Joaquín Prat, DJ Nano…

Tras las fotos de rigor, briefing, normas y reglamento al canto, porque no hay que olvidar que se trata de una carrera. Nos comunican que cada Ford Fiesta ST con 182 caballos de potencia sólo dispondrá de 240 litros para cubrir las 24 horas. Es tiempo de hacer cálculos y comenzar a repartir los turnos de cada piloto.

A las 17:00 horas la primera teniente alcalde de Madrid, Marta Higueras, y el consejero delegado de Ford España, Jesús Alonso, dieron la salida oficial. Comienza el espectáculo y el baile de pilotos, pues el tiempo máximo al volante es de una hora por relevo. La estrategia es clara: no superar los 10,5 litros de media en el ordenador de viaje, algo que cuesta cuando estás en un circuito y con un jugete como el Fiesta ST.

Pasan las horas y compartimos con los componentes de la Fundación Pablo Horstmann, a la que representamos, su legado. Su radio de acción se centra en Etiopia y Kenia, donde tienen en marcha varios hospitales y escuelas que acojen a niños. Mientras tanto nuestro vehículo ya se sitúa en la zona noble de la clasificación.

Llega el cambio de ruedas

Llega la noche. Todo marcha sin contratiempos, pero llega la hora de realizar el primer cambio de neumáticos (disponemos de ocho en total) facilitados por Continental. Cambiamos las dos ruedas delanteras en apenas cinco minutos, un buen tiempo visto lo visto en el resto de boxes.

Pasa la noche y las primeras horas de la mañana y nos movemos entre el primer puesto y el tercero, siempre en posiciones de podio. En las tres últimas horas, como siempre, comienza el desasosiego por el combustible. ¿Llegaremos con lo que nos queda? Hemos repostado los últimos 23 litros (a mano por una avería en la bomba de abastecimiento, lo que provocó una reajuste en la clasificación) y hay que aflojar el ritmo por si acaso, ya que la ventaja con el cuarto clasificado es de tres vueltas.

Los últimos instantes son dramáticos. El vehículo representado por AFEM y patrocinado por Love/Alta Gama/Coches cobra una cómoda ventaja sobre el representante de El Mundo y nuestro Fiesta ST con los colores de La Razón. Al final banderazo a cuadros en la recta de meta y con autonomía cero en nuestro ordenador. Hemos completado 537 vueltas y 2.072 kilómetros sin descanso (542 vueltas el vencedor), una dura prueba para los 12 vehículos que aguantaron hasta el final estoicamente y sin desfallecer (salvo algunos abandonos al quedarse sin combustible).

Llega la hora de festejar el tercer escalón del podio, aunque nuestra alegría se queda en un segundo plano comparada con la que protagonizan los componentes de nuestra fundación en el box, que nos regalan abrazos, sonrisas y lloros como si fuéramos héroes. Y los héroes son ellos, que con 10.000 euros de premio que hemos conquistado para ellos atenderán en Kenia y Etiopia a un total de 500 niños durante un año. Lo dicho, todos ganan y un verdadero placer el poder contribuir a una causa tan noble.