Para algunos (muy pocos), este Kellison J-5 puede ser el coupé de sus sueños. Para otros (la mayoría, probablemente) no será más que un extravagante kit car fabricado sobre un vehículo donante. Pero como todo “bicho raro”, es posible que despierte tu curiosidad, más teniendo en cuenta que tiene más de medio siglo, está a la venta y esconde un motor V8 de 7,4 litros.
Este vehículo, ahora en subasta en Bring a Trailer, es el fruto de una decisión tan extravagante como desconcertante: transformar un chasis de Corvette C2, un emblema del diseño americano, en un coupé de fibra de vidrio de gusto más que dudoso. Con 51 años de historia y un motor Chrysler V8 de 452 pulgadas cúbicas, el Kellison J-5 no deja indiferente a nadie.
El Kellison J-5 no salió de una línea de producción, sino de la obsesión de un aficionado de Wisconsin, apodado “hagster”, quien durante más de cinco décadas ha sido su único dueño. El punto de partida es una carrocería de fibra de vidrio diseñada por el piloto de dragsters y constructor artesanal Jim Kellison que podía montarse sobre un chasis tubular diseñado por Chuck Manning o sobre un chasis proporcionado por el cliente, como en este caso.
Según su propietario, este vehículo en concreto ha recorrido unas 40.000 millas (64.373 km), incluyendo un viaje sin incidentes de 2.200 millas (3.540 km) desde Wisconsin a Los Ángeles en 2007. Pero, sinceramente, ¿era necesario tanto esfuerzo para demostrar que una idea disparatada puede rodar?

Kellison J-5: Una transformación que desafía la lógica
La génesis del Kellison J-5 es tan absurda como su estética. Utilizando como base la parte delantera del chasis del Corvette C2 y una parte trasera del chasis artesanal, su creador instaló una carrocería de fibra de vidrio Kellison que parece un experimento de ciencia ficción de los años 70.
El rojo Mazda Classic Red, aplicado en 2010 tras reparar una grieta, y los faros apilados diagonalmente que evoca a modelos clásicos de competición como el Porsche 917 no logran salvar el diseño. El perfil lateral recuerda a una versión torpe y siniestra de los diseños de Giotto Bizzarrini (incluyendo el mítico Ferrari 250 GTO), tal y como sugiere alguno de los usuarios de la web de subastas. ¿Siniestro? Sin duda, la palabra encaja.
El Kellison J-5 esconde un poderoso V8
No obstante, si algo se salva en el Kellison J-5 es su mecánica. Su motor Chrysler V8 de 400 ci, transformado a 452 ci (7,4 litros), es una pequeña joya de la vieja escuela, con pistones aligerados KB, un carburador Edelbrock de 750 cfm (casi 21.238 litros por minuto) nuevo y un árbol de levas Comp Cams High Energy; recordemos que estos veteranos V8 contaban con un único árbol de levas que, mediante varillas, movía las ocho enormes válvulas de cada bancada de cilindros.
Instalado en 1997, el motor ofrece una compresión de 9.3:1 y presiones de entre 149 y 159 psi, según el banco de cilindros. Incluye, además, válvulas de acero inoxidable y tapas de balancines específicas, y va acoplado a una transmisión manual Tremec TKO 600 de cinco velocidades, instalada en 2014, que permite al Kellison J-5 desarrollar una velocidad de crucero de 70 mph (113 km/h) con el motor a solo 1.870 rpm. No deja de darnos un poco de pena que se haya hecho un esfuerzo tan grande por dotar de tanto músculo a un vehículo con tan poco pedigrí.

Al detalle, el Kellison J-5 no mejora la primera impresión
Al inspeccionar detalladamente el set de fotos del Kellison J-5, los detalles no mejoran la percepción inicial del vehículo. Las llantas Dayton de 15 pulgadas, reconstruidas en 1984, y los neumáticos Michelin Defender renovados en 2017 buscan dar un toque clásico al vehículo con componentes de calidad, pero el interior con asientos de vinilo negro de Corvette (rediseñados en 2018), consola central de Pontiac GTO y un aire acondicionado que no funciona nos da una sensación de rompecabezas mal montado. Las ventanas de policarbonato desgastadas y la falta de topes en las puertas refuerzan la sensación de proyecto inacabado y de dudosa calidad.
Pese a todo, este Kellison J-5 tuvo su momento de gloria al ganar el Membership Chairman’s Award en unevento de la Association of Handcrafted Automobiles en 2007. Así que parece que entre los fabricantes de vehículos artesanales exclusivos, esta imitación priápica de un un spider italiano de los años 60 tiene su público. Ahora bien, en el momento de escribir estas líneas, el Kellison J-5 no ha conseguido ni una sola puja, a pesar de haber sido examinado en 1.382 ocasiones.
Si te animas a hacer una oferta, ten en cuenta que el vehículo está legalizado en Wisconsin como vehículo artesanal de 1974, con un número de bastidor (VIN) de Michigan. Junto con el coche se entrega abundante documentación de Kellison y numerosas piezas de repuesto. Si buscas un coupé único que ruja cada vez que acaricies el pedal del gas, aquí lo tienes, pero no esperes aplausos por tu buen gusto cuando lo conduzcas ni lo utilices en invierno, ya que carece de calefacción.











































