En una era donde la personalización en el mundo del automóvil suele limitarse a opciones de configurador, el estudio holandés Niels van Roij Design acaba de presentar «Henry II», una obra maestra de carrocería moderna que demuestra que el arte del coachbuilding sigue vivo. Este proyecto único transforma un Rolls-Royce Corniche coupé de 1981 en un shooting brake de gran turismo, combinando tecnología de diseño asistido por CAD de última generación con técnicas artesanales tradicionales.
El trabajo del estudio holandés ha durado unos dos años y medio y en él se han invertido unas 7.000 horas de trabajo. El resultado ha sido un cambio radical en la carrocería original y en la filosofía del coche. La transformación, además, no es un simple cambio estético. Niels van Roij Design ha reinventado completamente la estructura desde el pilar B hacia atrás, incluyendo una nueva línea de techo que ha sido diseñada y construida a mano en acero utilizando plantillas de madera cortadas por láser. También se han ampliado los pilares C para proporcionar resistencia estructural y definir la silueta shooting brake.
Otras áreas de actuación ha sido el rediseño de los paneles superiores laterales integrando cristales a medida con marco cromado y esquinas interiores redondeadas que armonizan con los marcos de madera del interior. Se ha colocado un portón trasero hidráulico y se ha rediseñado el paragolpes trasero para integrara el sistema portabicicletas de forma completamente oculta.

Grandes desafíos en su creación
Durante el proceso de escaneo 3D inicial, el equipo descubrió que el lado izquierdo del vehículo era 7 mm más largo que el derecho, lo que evidencia la construcción artesanal original de Mulliner Park Ward. Más sorprendente aún fue el hallazgo de hasta 8 mm de estaño aplicado en ciertas zonas de la carrocería, una de las técnicas de panelado a mano empleadas en los años 80.
Uno de los mayores desafíos técnicos del proyecto fue desarrollar un sistema capaz de transportar dos bicicletas de triatlón sin comprometer la estética ni la funcionalidad del vehículo. Tras descartar opciones como un techo elevado o portabicicletas de techo convencionales, el equipo diseñó una solución completamente integrada que se basa en una plataforma oculta en el paragolpes trasero que se activa de manera eléctrica mediante un botón. Este sistema permite llevar dos bicicletas de triatlón.

Pero no fue el único reto a superar por el estudio de diseño holandés; la complejidad aumentó cuando el cliente solicitó que los asientos traseros se plegaran para dejar un suelo completamente plano. Esto requirió la reubicación del depósito de combustible, originalmente situado detrás de los asientos traseros sobre el eje posterior. La solución eliminar por completo el suelo desde el eje trasero hacia atrás, fabricar un subchasis completamente nuevo, integrar el sistema portabicicletas y el depósito de combustible en el mismo espacio reducido y la instalación de un sistema eléctrico del que el vehículo original nunca dispuso.
Un trabajo de pura artesanía en el interior
El trabajo de artesanía se aprecia sobre todo en el mimo con el que se ha cuidado el habitáculo, tanto en lo relativo a materiales y acabados como los detalles que se han incorporado y que se inspiran en el mundo de los rallys. El habitáculo de Henry II combina la opulencia tradicional de Rolls-Royce con detalles funcionales. Entre los materiales utilizados aparecen el Tweed británico de primera calidad combinado con cuero beige en asientos, paneles de puerta y viseras del parasol; moqueta en color verde oliva con alfombrillas de lana de cordero y la madera artesanal tanto en el revestimiento de los paneles laterales traseros como en el marco de las ventanas.

En cuanto al estilo, se ha restaurado el salpicadero, manteniendo la pátina original; la consola central se ha rediseñado y fabricado a mano. Y se han añadido elementos como un cuentakilómetros Brantz para rally que va montado tras el panel abatible de madera con portabolígrafos. Ademas se ha incorporado una luz de lectura de mapas en el panel central del techo así como un bolsillo para mapas entre los asientos.
Y se han incorporado elementos funcionales para el uso cotidiano del coche, como el banco trasero plegable eléctricamente con mecanismo de apertura, el piso completamente plano cuando los asientos están abatidos, dos espejos de tocador «para él y para ella» integrados en el portón trasero, un kit de limpieza de bicicletas a medida integrado en el lateral derecho del maletero o tiras centrales de equipaje personalizadas con la letra «H» fresada en la pieza central.

En este campo Niels van Roij Design ha extendido la filosofía bespoke más allá del vehículo con una colección de equipaje artesanal que incluye un par de bolsas de viaje a medida «para él y para ella», diseñadas específicamente para encajar en el maletero. Todos estos elementos han sido fabricados con los mismos materiales que se utilizan en la tapicería del habitáculo.
Henry II no es un vehículo para disfrurar en estático. Su propietario, triatleta entusiasta y piloto de rallies históricos, planea competir en eventos tanto de rallys históricos como de triatlón. Lo hará con coche absolutamente único. Una creación basada en el modelo de la legandaria marca británica que demuestra que, en manos expertas, un clásico puede reinventarse completamente sin perder su esencia.
Imágenes Henry II, Rolls-Royce Corniche Shooting Brake de Niels Van Roij
Fotos: Niels Van Roij Design



































