Los distintivos ambientales han dejado de ser meros adhesivos en el parabrisas para convertirse en una condición determinante de circulación, compra y acceso en muchas ciudades españolas. La DGT ha establecido una nueva normativa que redefine el reparto de estas etiquetas, especialmente en el contexto de zonas de bajas emisiones (ZBE), lo que obliga a fabricantes, concesionarios y compradores a prestar más atención al tipo de motorización.
En este contexto de transformación ecológica, el mercado de vehículos eléctricos se presenta como una solución compatible con los objetivos de sostenibilidad urbana. Pero no todos los coches que presumen de eficiencia obtienen automáticamente la etiqueta Cero. Los requisitos se han afinado, y no basta con tener cierta autonomía eléctrica: se exige coherencia real con el propósito ambiental.
¿Cómo ha cambiado el etiquetado ambiental?
La clasificación vigente desde 2023 introduce criterios más estrictos para los vehículos híbridos enchufables, que ahora deben ofrecer una autonomía eléctrica mínima de 90 kilómetros para obtener la etiqueta Cero. Este cambio deja fuera a modelos anteriores que, pese a contar con batería recargable, no alcanzan esa cifra.
Asimismo, se han eliminado concesiones que permitían obtener la etiqueta ECO a vehículos microhíbridos o mild hybrid, los cuales apenas presentan ventajas en términos de emisiones reales. La DGT busca así evitar distorsiones en el sistema de clasificación y centrar las etiquetas en criterios ambientales verificables.
¿Qué coches nuevos cumplen con los requisitos?
Los vehículos 100 % eléctricos siguen siendo los únicos que garantizan, sin matices, el distintivo Cero. Esto incluye tanto turismos como furgonetas ligeras de batería (BEV), eléctricos de autonomía extendida (REEV) y, por supuesto, modelos impulsados por pila de combustible de hidrógeno.
Para quienes evalúan opciones actuales, un coche nuevo eléctrico ofrece una referencia útil, ya que presenta vehículos que cumplen con las exigencias actualizadas y se benefician de incentivos fiscales y ventajas de movilidad en zonas restringidas.
En el caso de los híbridos enchufables, solo modelos con baterías generosas —generalmente superiores a los 13 kWh— pueden alcanzar los 90 km requeridos en modo eléctrico. Esto condiciona la elección hacia versiones más recientes y de gama media o alta, dejando fuera a opciones populares de años anteriores.
Implicaciones prácticas en ciudades españolas
La entrada en vigor de las zonas de bajas emisiones en municipios de más de 50.000 habitantes ha acelerado el interés por los vehículos con etiqueta Cero o ECO. En ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, circular sin distintivo o con uno inadecuado puede implicar restricciones de acceso, aparcamiento limitado o sanciones.
El etiquetado ambiental se ha convertido en un factor urbano, no solo medioambiental. La posibilidad de acceder sin limitaciones al centro de la ciudad, aparcar en zonas reguladas o utilizar carriles especiales depende cada vez más del tipo de etiqueta, lo que transforma la compra de un coche en una decisión también estratégica.
¿Qué pasa con los modelos de combustión nuevos?
A pesar de cumplir con las normativas Euro 6d o superiores, los coches de gasolina o diésel nuevos reciben únicamente la etiqueta C. Esto les permite circular con libertad en la mayoría de contextos actuales, pero los deja fuera de las ventajas adicionales que ofrecen las etiquetas superiores.
En consecuencia, muchos compradores se replantean si adquirir un modelo de combustión sigue siendo una opción a medio plazo. La etiqueta C ofrece movilidad presente, pero no garantiza ventajas futuras frente a un entorno normativo en evolución constante.
Perspectiva del mercado automovilístico
Las marcas están adaptando sus catálogos a la nueva realidad. La mayoría de fabricantes ya cuenta con versiones eléctricas o híbridas de sus modelos más vendidos, y algunos han anunciado su intención de dejar de producir vehículos térmicos antes de 2030. Además, el Plan MOVES III y otros incentivos continúan apoyando la transición hacia vehículos de bajas emisiones.
Este impulso, sin embargo, exige una adaptación del consumidor a una lógica distinta de elección: autonomía, tipo de carga, uso urbano o interurbano y coste total de propiedad se convierten en factores tan decisivos como antes lo eran la cilindrada o el tipo de combustible.
Consideraciones antes de elegir un nuevo coche
Más allá de las prestaciones, el diseño o el precio, hoy elegir coche implica valorar también su futuro legal en el contexto urbano. Un vehículo que no cuente con la etiqueta adecuada podría quedar limitado en pocos años, incluso si es nuevo.
Comprar con visión de futuro es una necesidad en el nuevo contexto de movilidad sostenible, donde lo que hoy es válido, mañana puede no serlo. Apostar por un modelo eléctrico o híbrido enchufable con autonomía suficiente puede evitar cambios innecesarios o pérdidas de valor a corto plazo.