El 20 de marzo de 1984, la fĆ”brica de Volkswagen en Landaben (Navarra) āpor aquel entonces propiedad aĆŗn de Seatā comenzaba a fabricar el Volkswagen Polo, modelo que desde entonces se ha fabricado ininterrumpidamente en la factorĆa navarra, la cual lleva operativa desde 1966.
En EspaƱa, que hasta casi dos aƱos mĆ”s tarde no formarĆa parte de la UniĆ³n Europea āpor aquel entonces Comunidad EconĆ³mica Europeaā, aquella segunda generaciĆ³n del Volkswagen Polo suponĆa un importante soplo de aire fresco al tratarse de un producto de fabricaciĆ³n nacional que entraba a competir en un segmento cada mĆ”s popular en nuestro paĆs.
Los rivales del Volkswagen Poloā¦ hace 40 aƱos
AsĆ, aquel Volkswagen Polo II āque desde 1981 se producĆa en Alemaniaā tenĆa que hacerse un hueco en un mercado con productos tan arraigados y populares como el Ford Fiesta āfabricado en Valencia y con una segunda generaciĆ³n reciĆ©n estrenadaā, el Opel Corsa A ācuya producciĆ³n habĆa comenzado en Zaragoza un aƱo y medio antesā, el Peugeot 205 āestrenado justo un aƱo antes y fabricado en Madridā y el Seat Panda, que acusaba ya cierto desgaste despuĆ©s de cuatro aƱos en el mercado pero era tambiĆ©n un producto de fabricaciĆ³n nacional, con versiones muy asequibles.
Otros rivales como la primera generaciĆ³n del Renault 5 āfabricada en Valladolidā se encontraban al final de su ciclo comercial, pero sus sustitutos llegarĆa con fuerza en junio, coincidiendo prĆ”cticamente con el inicio de la comercializaciĆ³n del Volkswagen Polo navarro ācaso de la primera generaciĆ³n del Seat Ibizaā y en octubre āRenault Supercincoā, mientras que el no menos desgastado CitroĆ«n Visa, con su carrocerĆa de cinco puertas y una vez mĆ”s fabricaciĆ³n patria, o el Talbot Samba āfabricado en Madridā tenĆan tambiĆ©n su peso en el mercado.
AsĆ que hacerse con un hueco en aquel mercado no era nada fĆ”cil para un producto que no pretendĆa entrar una guerra de precios sino, al contrario, apostar por la calidad de fabricaciĆ³n asociada en la Ć©poca a una marca alemana como era Volkswagen, con unos acabados impecables pero con equipamientos espartanos ācomo hasta entonces era habitual en el segmento Bā y, eso sĆ, una interesante oferta de carrocerĆas.
40 aƱos de Volkswagen Polo en EspaƱa
AsĆ que salvo el Volkswagen Polo inicial ā y lanzado en 1975ā, todas las siguientes generaciones (A02, A03, A04, A05 y la actual A07) se han producido en Navarra. En concreto, en 40 aƱos de producciĆ³n ininterrumpida se han fabricado en estas instalaciones 8.402.932 unidades de este icĆ³nico modelo.
El primer Volkswagen Polo que se fabricĆ³ en Navarra en 1984 fue donado a la Casa de Misericordia de Pamplona, instituciĆ³n que devolviĆ³ la unidad en 2002 para que se expusiera en el museo de la fĆ”brica. Ese mismo dĆa, la Casa de Misericordia recibiĆ³ a cambio el Ćŗltimo Volkswagen Polo A03 GP producido en las instalaciones de Landaben.
En 1984, el Volkswagen Polo montaba un motor atmosfĆ©rico de cuatro cilindros, ocho vĆ”lvulas y 1.272 cm3 que desarrollaba 55 CV a 5.200 rpm, asociado a una caja de cambios manual de cinco velocidades (lo habitual en la Ć©poca). Alcanzaba 154 km/h y se ofrecĆa, segĆŗn la nota de prensa, a partir de 547.700 pesetas, equivalentes a 3.291 euros, moneda a la que le faltaban casi ocho aƱos para llegar a nuestros bolsillos.
SegĆŗn nuestras mediciones en aquella Ć©poca, el Volkswagen Polo CL 1.3 desarrollaba, en realidad, 155,5 km/h, aceleraba de cero a 100 km/h en 13,9 segundos y consumĆa 8,4 litros de gasolina cada 100 km. La unidad probada (Volkswagen Polo CL 1.3) tenĆa un precio de 839.489 pesetas, equivalentes a 5.045 euros.
Aparte de los 8,4 millones de Volkswagen Polo fabricados en Navarra, la planta de Landaben ha producido otros modelos, totalizando 9.767.355 unidades a lo largo de estos 40 aƱos, de las cuales 9.351.386 han correspondido a vehĆculos de la marca Volkswagen y 8.402.932 han sido Polos.
El Volkswagen Polo, hace 40 aƱos, en Motor 16
En Motor 16 hemos sido testigos del nacimiento y la evoluciĆ³n del Volkswagen Polo a lo largo de estos 40 aƱos. El utilitario fabricado en Navarra protagonizaba la portada de nuestro ejemplar nĆŗmero 34, correspondiente a junio de 1984. Aquel Volkswagen fabricado entonces por Seat destacaba por sus ābuenas prestaciones, transmisiĆ³n adecuada, buen comportamiento y habitabilidad bien resueltaā. En el otro lado de la balanza, Jorge Silva destacaba una āsuspensiĆ³n incĆ³moda, un acabado muy elemental, climatizaciĆ³n insuficiente y cambio duro e imprecisoā.
En general, el vehĆculo era bien valorado por la calidad de sus acabados, por su moderno motor y por la practicidad de su carrocerĆa que, segĆŗn se comentaba en aquella primera prueba āestĆ” muy bien resuelta, pues responde a un concepto hĆbrido entre berlina de dos volĆŗmenes y pequeƱo break comercialā. TambiĆ©n la habitabilidad era muy valorada, y la prueba concluĆa afirmando que āel Polo es un buen coche, pero tendrĆ” que luchar para conseguir un hueco en un segmento sumamente competido con vehĆculos de sĆ³lidas reputaciones e Ćndices de ventas saludablesā.