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jueves, 17 julio 2025

Bentley vuelve a Le Mans Classic con coches “nuevos”. ¿Es lógico?

Frente a la fachada georgiana de Mount Street, en pleno corazón de Mayfair, se alinearon cuatro flamantes Bentley de color verde British Racing como si el tiempo se hubiera detenido en 1929. El fotógrafo buscó el mismo ángulo que entonces, los pilotos copiaron la pose de los míticos Bentley Boys y el obturador disparó. La instantánea, sin embargo, tenía truco: ninguno de los coches había cumplido todavía tres años. Son unidades de la Continuation Series de Mulliner, réplicas fieles –tornillo a tornillo– de los Bentley Blower 4½ Litre y del Speed Six que arrasaron en La Sarthe hace casi un siglo

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La foto era algo más que un guiño histórico. Era la presentación del mayor equipo oficial de fábrica que Bentley inscribe en Le Mans desde 1930: tres Bentley Blower Continuation y un Speed Six Continuation que, del 3 al 6 de julio, pelearán en Le Mans Classic. Y con esa alineación se reabre un debate que levanta pasiones en los paddocks de todo el mundo: ¿es justo que estos “continuation” compitan en igualdad de condiciones con los originales? 

El proyecto de orfebrería mecánica de Bentley  

Bentley lanzó su primer programa Continuation en 2019. A partir del chasis HB 3406 –el Blower Team Car nº 2 de Sir Tim Birkin–, los ingenieros de Mulliner escanearon, midieron y fotografiaron cada pieza. El resultado se limitó a doce unidades, idénticas al automóvil de 1929 hasta el último remache, salvo por anclajes de seguridad exigidos por la FIA y discretamente instalados. Repetirían la fórmula con el Speed Six, el seis cilindros ganador de Le Mans en 1929 y 1930, del que también se producen doce copias. Precio oficioso: 1,8 millones de euros más impuestos. 

Bentley vuelve a Le Mans Classic con coches “nuevos”. ¿Es lógico?

Las cuatro unidades inscritas han pasado el invierno rodando en pista y, en mayo, tomaron la salida en la “Mad Jack Trophy” de Donington, un aperitivo que sirvió para ajustar reglajes y recordar que un volante de madera sin servo requiere brazos de forzudo. “He conducido un Bentley de 1930 auténtico en carrera. No mucha gente puede decir lo mismo”, resumía con una sonrisa Mark M., propietario del Speed Six Continuation.  

Para la cita de Le Mans Classic, cada coche contará con un mecánico y un ingeniero dedicados, bajo la batuta de Dave Argent, ex responsable técnico del Continental GT3 oficial. En Crewe no esconden la ilusión: “Damos a nuestros clientes la posibilidad de correr como un auténtico equipo de fábrica, igual que en los años veinte”, explica Ben Linde, jefe de proyectos especiales de Mulliner. 

La otra cara de la foto de los cuatro Bentley

Le Mans Classic –organizado por Peter Auto y el ACO desde 2002– divide su parrilla en seis grandes eras, de 1923 a 1981. Dentro de cada parrilla caben originales, réplicas autorizadas y continuations, siempre que respeten el reglamento FIA Apéndice K. Es legal, pero no todos lo ven con los mismos ojos. La FIVA (Fédération Internationale des Véhicules Anciens) deja claro en su código que un vehículo histórico es aquel fabricado hace más de treinta años, en estado y especificaciones originales y sin modificaciones significativas. Las continuations, por definición, no lo son. 

Los puristas alegan que poner en pista un Bentley fabricado en 2025 junto a uno de 1929 desvirtúa el valor cultural y la proeza técnica del original. Por muy caro que sea un Bentley de continuación (incluso más que uno original), si se daña o destruye no se está dañando o destruyendo un automóvil realmente histórico que lleva prácticamente un siglo entre nosotros, sino tan sólo una carísima pieza moderna de artesanía.

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Bentley vuelve a Le Mans Classic con coches “nuevos”. ¿Es lógico?

Hay quien teme, además, un efecto colateral en el mercado: si una copia “oficial” puede correr y brillar al nivel de un original (o incluso ser más rápida y competitiva), y si además puede ampliar el parque de modelos de unas especificaciones concretas, ¿qué ocurrirá con las cotizaciones de los coches realmente históricos? Algunos coleccionistas ya piden que se marque en la clasificación quién corre con un genuine y quién con una réplica, del mismo modo que en Goodwood se separan los “period correct” de los “continuation”. 

Los partidarios de las continuation series como las de estos soberbios Bentley replican que estos programas garantizan la supervivencia del patrimonio rodante y que son tan lícitos como los modelos originales, ya que han sido creados por el mismo fabricante con los mismos estándares que los del vehículo original. Añaden que la presencia de estos coches alimenta la industria artesanal –carroceros, torneros, curtidores– y fomenta la afición por la cultura y la historia del automóvil.   

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Bentley, Jaguar, Aston Martin, Porsche, Shelby, Caterham…

Bentley no está sola. Jaguar Classic abrió el camino con los Lightweight E-Type Continuation (2015) y los C-Type y D-Type “tool room copies”. Aston Martin Works hizo lo propio con los DB4 GT y los Goldfinger DB5. Porsche ha “continuado” varios de sus modelos, incluido el mítico 959, y Shelby o Caterham son también ejemplos de reanudación de la producción de modelos clásicos con los Cobra de AC y Seven de Lotus, respectivamente. 

El reglamento de Le Mans Classic permite que los Bentley Continuation aspiren al trofeo de su categoría, y nadie duda de que estos vehículos recién salidos de fábrica están en una posición ventajosa frente a sus equivalentes centenarios. ¿Es justo el duelo contra un 4½ Litre que lleva noventa años en marcha, por impecablemente mantenido que se encuentre?

La foto de Mount Street ha cumplido su cometido: generar un debate apasionado por los grandes turismos británicos y plantear una pregunta incómoda. ¿Debe un coche construido en 2025, por muy artesanal que sea, compartir parrilla y palmarés con uno que vio la luz antes de la Gran Depresión? La discusión no está cerrada. Y quizá eso sea lo más sano: que mientras oímos el inconfundible estruendo de los gigantescos motores de escape (casi) libre sobrealimentados por compresores Roots en la recta de Les Hunaudières, sigamos debatiendo dónde acaba la memoria y empieza la réplica, y qué lugar queremos darle a cada una en la historia viva del automovilismo.

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