Los camiones americanos se han convertido en todo un símbolo cultural. Marcas como Peterbilt, Kenworth o Freightliner son auténticos gigantes del asfalto y representan el ideal de libertad sobre ruedas que tanto seduce en Estados Unidos. En comparación, los camiones europeos parecen mucho más discretos, funcionales y, si se quiere, aburridos.
Pero esa diferencia estética no es una simple cuestión de diseño. Tras los interminables morros de los camiones americanos y las cabinas planas de los europeos, hay motivos legales, culturales, técnicos y hasta históricos. En este artículo, te contamos por qué los camiones se ven tan distintos a uno y otro lado del Atlántico.
1El espacio cuenta: normativa americana vs. europea

En Europa, los camiones están sujetos a un límite de longitud total de 16,50 metros, incluyendo tanto la cabeza tractora como el remolque. Ello obliga a los fabricantes y transportistas a elegir cómo usar cada centímetro: si dar más espacio a la cabina, o más capacidad de carga. La consecuencia es que las cabinas acaban siendo lo más cortas posibles para maximizar la zona útil.
En cambio, en Estados Unidos, la legislación separa el límite de longitud del remolque del de la cabina. Allí, lo importante es cuánto mide la zona de carga, no el camión en sí. De ahí que los camiones estadounidenses puedan permitirse tener tractoras con el morro largo, sin tener que sacrificar capacidad de carga. No tienen que elegir entre comodidad o eficiencia, pueden tener ambas cosas a la vez.