Desde su lanzamiento en 1974, el Volkswagen Golf ha sabido mantenerse como uno de los modelos más influyentes y reconocidos del mercado europeo. Con más de 35 millones de unidades vendidas en todo el mundo según cifras del Grupo Volkswagen (2023), este compacto ha ido adaptándose a los tiempos sin perder su identidad: un equilibrio entre diseño funcional, innovación tecnológica y costes razonables de mantenimiento.
Cada generación del Golf ha traído consigo avances relevantes, desde la introducción de la inyección electrónica en la década de los 80 hasta los sistemas de asistencia a la conducción actuales. La octava generación, el Golf Mk8, destaca por integrar soluciones digitales como el cuadro de instrumentos totalmente digital o los asistentes de voz, manteniendo al mismo tiempo el carácter práctico que ha sido clave en su éxito.
Sin embargo, entre todas sus versiones, hay una que sigue despertando un interés especial entre los conductores: el Golf IV, producido entre 1997 y 2003. Este modelo supuso un punto de inflexión tanto en calidad de acabados como en fiabilidad mecánica, razones por las que aún circulan miles de unidades por las carreteras españolas.
El Golf 4: fiabilidad, sencillez y mantenimiento asumible
La cuarta generación es valorada especialmente por su durabilidad y por la facilidad para encontrar repuestos. Muchos propietarios mantienen sus Golf 4 en perfecto estado gracias a la abundante disponibilidad de piezas compatibles a precios accesibles.
Una de las tareas que más preocupa a quienes poseen un Golf de esta generación es el mantenimiento del sistema de frenado. Revisar periódicamente el estado de los discos y pastillas no solo garantiza la seguridad en la conducción, sino que evita problemas mayores.
De hecho, los discos de freno Golf 4 se recomiendan cambiar cada 60.000 a 80.000 kilómetros, aunque este intervalo puede variar en función del tipo de conducción. Las pastillas, por su parte, suelen requerir un cambio cada 30.000 a 40.000 kilómetros. Es fundamental tener en cuenta si se trata de discos ventilados o sólidos, ya que los primeros ofrecen una mejor disipación del calor, especialmente útil en entornos urbanos o en trayectos con desniveles.
Elegir bien los componentes: una decisión clave
Para quienes buscan mantener su Golf 4 como el primer día, optar por componentes de calidad y compatibles con el modelo es esencial. Marcas como ATE, Brembo o Bosch ofrecen soluciones específicas que cumplen con los estándares del fabricante original, al tiempo que se adaptan a distintos presupuestos.
En un mercado donde cada vez más conductores apuestan por alargar la vida útil de sus vehículos, el Golf IV continúa destacando como ejemplo de equilibrio entre robustez mecánica y costes de mantenimiento asumibles. A veces, la mejor innovación reside en la fiabilidad probada del pasado.