La primera entrega del Santa Fe llegaba con el nuevo siglo. Aún no éramos conscientes de que aquel SUV abanderaba una revolución, un cambio radical de paradigma que culmina 25 años después con un automóvil que poco tiene que envidiar a sus rivales de las marcas premium.
Pienso en todo esto mientras devoro kilómetros de autopista acomodado en un perfecto butacón de cuero con ventilación y calefacción, rememorando aquella primera generación del Santa Fe que llegaba a España justo con el inicio del nuevo siglo. Aquel SUV de 4,50 metros y tres filas de asientos puso en evidencia que en Hyundai habían entendido perfectamente qué es lo que buscaba el cliente europeo, y sus sucesivas generaciones no hicieron sino mejorar la calidad de un producto cuya quinta entrega llega ahora al mercado ofreciendo niveles de tecnología, acabados y equipamiento propios de las marcas tradicionalmente consideradas como premium.
El nuevo Santa Fe supone un cambio de paradigma
La nueva iteración del Santa Fe escenifica este cambio de paradigma rompiendo con las pautas de diseño mostradas hasta ahora por el SUV grande de Hyundai para recurrir a líneas rectas, con volúmenes marcados que tienen por objetivo proporcionar a sus usuarios hasta el último centímetro cúbico posible.
Al volante de este nuevo Santa Fe resulta fácil percibir que hasta el más mínimo detalle se ha pensado para facilitar la vida a bordo. Algo tan sencillo como disponer de dos bandejas para depositar los teléfonos del conductor y su acompañante y cargarlos eventualmente de forma inalámbrica o mediante cable con carga rápida no es ni mucho menos habitual.
Tampoco empieza a ser ya habitual encontrar un panel (aunque sea táctil) con un acceso directo a todos los mandos de la climatización, así como dos botoneras que nos permitan manejar algunas de las funciones más importantes de la conducción y del equipo de información y entretenimiento.
El Santa Fe se diseñó, literalmente, de dentro hacia fuera. Su habitáculo ofrece una tercera fila de asientos en la que caben dos adultos, así como un amplio maletero que ofrece la mayor apertura posible; de ahí que se desplazaran los pilotos a la parte baja del portón
Todo ello, además, está acabado en una combinación de negro piano, aluminio y revestimientos con aspecto de madera y cuero que nada tienen que envidiar al diseño y los materiales ofrecidos por vehículos de supuestamente mayor empaque.
Hay además, mandos físicos en el volante fácilmente reconocibles al tacto que nos permitirán manejar el control de crucero, el ordenador de a bordo y el equipo multimedia sin apartar la vista de la carretera, algo a lo que también nos ayudará el head up display.
El Santa Fe es un SUV “amable” con su conductor
Todo esto se traduce en un automóvil “amable” con el conductor, de esos que te ponen las cosas fáciles en todo momento. De hecho, el Santa Fe PHEV impone un ritmo tranquilo. Puedes ir ágil sin el menor problema y disfrutar de los 253 CV que ofrece su sistema híbrido enchufable cuando el motor eléctrico y el de gasolina unen sus fuerzas, pero no es donde este SUV se encuentra más cómodo, a pesar de tener buenas maneras en los apoyos o si decidimos apurar alguna frenada.
Los largos viajes por autopista son, probablemente, el escenario favorito del Santa Fe, que ofrece una postura al volante erguida, un notable aislamiento acústico, un equipo de audio de calidad firmado por Bose y abundante espacio para los eventuales ocupantes de la segunda fila de asientos. Al no poderse beneficiar apenas de la regeneración de energía, no es el escenario en el que este SUV resulta más económico, pero el consumo a ritmos legales tampoco es escandaloso.
Dinámicamente, este SUV muestra buenas maneras y cuenta con un solvente sistema de propulsión capaz de liberar 253 CV, si bien el tamaño y el peso están ahí, y luchar contra el cronómetro es un ejercicio antinatural. Los largos viajes a velocidad constante son su especialidad
También podemos sacar mucho partido al Santa Fe fuera del asfalto. Su solvente sistema motriz conecta progresivamente el tren trasero en función de las necesidades, beneficiándose además de programas específicos para circular por superficies sin compactar. No es un auténtico todoterreno, pero sí cuenta con una razonable distancia al suelo que permite abordar caminos moderadamente deteriorados.
Aquí el límite vendrá dado siempre por los neumáticos (100 % asfálticos) y por la batalla, que puede impedir o dificultar, por ejemplo, coronar el final de una rampa abrupta. Pero no deja de ser interesante que Hyundai haya entendido que un SUV ha de ser capaz de salir del asfalto y haya decidido conservar la tracción total para toda la gama Santa Fe en los tiempos que corren, en los que cada gramo de CO2 emitido cuenta, y el acoplamiento de la tracción total supone siempre un plus en el consumo y las emisiones.
El Santa Fe se defiende en otros entornos
Tampoco es un mal coche en entornos urbanos, donde se beneficia mucho de la posibilidad de recorrer medio centenar de kilómetros con cero emisiones y, una vez agotada la batería, sigue disfrutando de la recuperación de energía que le otorga la frenada regenerativa.
Es cierto que aquí la longitud y la distancia entre ejes juegan en contra, pero, más allá de sus dimensiones, no es un coche que cueste manejar en el interior de un garaje. Las maniobras son progresivas, el vehículo se detiene sin brusquedad cuando estamos muy cerca de un obstáculo y, aun así, nos permite avanzar hasta tocarlo con solo confirmar –pisando intencionadamente el freno– que somos conscientes de que quedan pocos centímetros para el contacto.
Resulta asombrosa la evolución experimentada por el Santa Fe en los 25 años que lleva este modelo entre nosotros. La oferta de equipamientos y la calidad tanto de sus acabados como de su cadena cinemática tiene poco que envidiar a la de los productos de marcas premium. Quizá sólo cabría añadir en opción unos muelles neumáticos que permitieran aumentar la altura al suelo para aprovechar al máximo sus capacidades fuera del asfalto.
Además, el sistema de cámaras 360º resulta ejemplar, con una composición cenital muy lograda y visión angular tanto delante como detrás. Así que nos encontramos ante un producto muy logrado cuyo principal escollo es su elevado precio de partida; un precio que está justificado para todo lo que ofrece este Santa Fe pero que hará difícil que sea una opción realmente popular.
Desde el acabado básico Maxx, el Santa Fe cuenta con todo lo necesario, si bien es cierto que aunque los incrementos de precio de los acabados superiores son bajos para lo que ofrecen, el precio de partida es alto. De todas maneras, en el caso de que el presupuesto lo permita, este PHEV es más interesante que el híbrido no enchufable.
Precio del Hyundai Santa Fe 1.6 TGDI PHEV 4×4 Style: 61.500 euros
Nos gusta…
- Formidable habitabilidad
- Confort y acabados de gama alta
- Capacidades fuera del asfalto
Debe mejorar…
- Gama sin opciones populares
- No hay versiones diésel
- Excesivas alertas de las ADAS
Un mismo mando nos permite conmutar entre modo de ahorro (Eco), normal o de prestaciones (Sport), o bien elegir el programa más adecuado para circular fuera del asfalto, priorizando el avance del vehículo sobre su estabilidad a baja velocidad.
Ficha técnica del Hyundai Santa Fe 1.6 TGDI PHEV 4×4 Style
Motor | 1.6 TGDI PHEV |
Disposición | Delantero transversal |
Nº de cilindros/valvulas | 4, en línea / 16 |
Cilindrada (cm3) | 1.598 |
Alimentación | Inyección directa de gasolina, turbo e intercooler |
Potencia máxima/rpm | 160 CV / 5.500 |
Par máximo/rpm | 265 / 1.500 – 3.500 |
Motor eléctrico | |
Potencia máxima | 72 kW (98 CV) |
Par máximo | 304 Nm (31,0 mkg) |
Autonomía máxima modo eléctrico | 54 km |
Bateria | |
Tipo – Capacidad | Iones de litio- 13,8 kWh |
Sistema híbrido | |
Potencia conjunta / Par máx. | 253 CV / N. D. |
TRANSMISIÓN | |
Tracción | Total conectable aut. |
Caja de cambios | Automática, 6 vel. |
DIRECCIÓN Y FRENOS | |
Dirección | De cremallera, asistencia eléctrica |
Vueltas de volante (entre topes) | 2,7 |
Diámetro de giro (m) | 11,6 |
Frenos. Sistema (Del./Tras.) | Disc. vent. /Disc. vent. |
SUSPENSIÓN | |
Delantera: | Independiente |
Trasera: | Independiente |
RUEDAS | |
Neumáticos – Llantas | 255/45 R20 – 8,5 x 20’’ |
Marca | Kumho Ecsta |
Dimensiones y capacidades | |
Peso en orden de marcha (kg) | 2.165 |
Largo/Ancho/Alto (mm) | 4.830 / 1.900 / 1.770 |
Capacidad del maletero (l) | 621-1.942 |
Capacidad del depósito (l) | 67 |
Consumos
Ciudad* A 22 km/h de promedio | 0,0 / 6,1 |
Carretera* A 90 km/h de crucero | 0,0 / 5,7 |
Autopista* A 120 km/h de crucero | 0,0 / 8,0 |
Consumo medio* (Porcentaje de uso 30% urbano; 50% autovía; 20% carretera) | 0,0 / 7,0 |
Autonomía media | |
Kilómetros recorridos* | 41 (eléctrico) / 957 (gasolina) |
Consumos oficiales | |
Ciclo combinado | 1,7 |
*Con la batería cargada / descargada.
Prestaciones
Velocidad máxima | 180 km/h |
Aceleración (en segundos) | |
400 m salida parada | 15,74 |
1.000 m salida parada a (km/h) | 28,31 |
De 0 a 50 km/h | 2,98 |
De 0 a 100 km/h (oficial) | 7,86 (9,3) |
Recorriendo (metros) | 125,25 |
Recuperación (en segundos) | |
400 m desde 40 km/h en D | 13,78 |
1.000 m desde 40 km/h en D | 26,38 |
De 80 a 120 km/h en D | 5,10 |
Recorriendo (metros) | 143,62 |
Error de velocímetro a 100 km/h | + 2% |
Frenadas (en metros) | |
Desde 60 / 100 / 120 km/h | 14,31 / 42,43 / 54,12 |
Sonoridad (en decibelios) | |
A 60 km/h / A 100 km/h / A 120 km/h | 54,1 / 58,7 / 62,1 |