Hace dos décadas, la Dirección General de Tráfico (DGT) tomó una decisión que cambiaría para siempre la seguridad vial en España. Un plan ambicioso, con detractores y admiradores por igual, que buscaba reducir las cifras escalofriantes de accidentes de tráfico. El panorama de entonces era desolador: más de 5.500 personas perdían la vida cada año en las carreteras, y la sociedad clamaba por medidas efectivas.
Hoy, veinte años después, repasamos cómo nació, cómo se ha desarrollado y cuáles han sido los resultados de un plan que no solo cambió la forma de conducir, sino que también sentó las bases de una nueva cultura vial.
1Un inicio con críticas y esperanza

En el año 2005, España era un país con cifras alarmantes en accidentes de tráfico: más de 5.500 personas fallecían cada año en las vías españolas. En ese contexto, la DGT presentó un programa revolucionario que incluía la introducción del carnet por puntos, la instalación masiva de radares y una intensa campaña de concienciación.
El carnet por puntos se concibió como una herramienta para fomentar una conducción más responsable. En lugar de penalizar solo económicamente, el sistema tocaba donde más dolía: la posibilidad de perder el derecho a conducir. Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar. Muchos conductores consideraron estas medidas como una ‘caza de brujas’ o un afán recaudatorio bajo el disfraz de la seguridad vial.