Llegan los días de invierno y con ellos, el drama automovilístico que muchos temen: intentar arrancar el coche y descubrir que no responde. Si has estacionado en la calle durante una noche gélida, la escena puede ser más que familiar. Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Qué es lo que hace que nuestro vehículo, habitualmente confiable, nos falla justo cuando más lo necesitamos? La respuesta está en los estragos que el frío puede causar en componentes esenciales del automóvil.
1Las bajas temperaturas y sus estragos en la batería
La batería es, sin lugar a dudas, la gran protagonista cuando hablamos de problemas para arrancar en invierno. Durante los días más fríos, la demanda de energía se dispara: los sistemas de calefacción, las luces y otros componentes eléctricos requieren más potencia. Si la batería no está en óptimas condiciones, este esfuerzo adicional puede ser su sentencia de muerte.
Según expertos de Norauto, si tu batería tiene más de cuatro años, es muy probable que esté al límite de su vida útil, especialmente cuando las temperaturas caen en picado. Además, una batería desgastada no solo te deja tirada, sino que puede causar problemas secundarios en otros sistemas del coche.