El Parque Móvil del Estado publica anualmente el inventario de vehículos que conforman la flota oficial española, utilizada por diversos ministerios y departamentos de la administración, pero también del Rey Felipe. Entre estos vehículos, destaca la flota asignada a la Jefatura del Estado, liderada por el monarca desde su ascenso al trono en 2014. Esta flota incluye decenas de vehículos destinados tanto al monarca como a su personal adjunto.
El vehículo más reciente en unirse a esta flota es un modesto Renault Zoe, un coche 100% eléctrico con un valor aproximado de 23.000 euros. Sin embargo, no todos los automóviles a disposición del Rey son tan discretos. El coche más caro que posee es un Mercedes-Benz S 600, adquirido en 2006 por la impresionante suma de 409.735 euros. Este vehículo es completamente blindado, una característica esencial para garantizar la seguridad del monarca durante sus traslados.
Rey Felipe tiene dos modelos iguales, pero con diferente precio
La flota también incluye otros tres Mercedes-Benz S 600, cada uno con precios ligeramente inferiores, pero igualmente impresionantes: uno comprado en 2005 por 402.018,88 euros y dos adquiridos en 2003 por 390.226,33 euros cada uno. Estos vehículos no son solo símbolos de lujo, sino verdaderas fortalezas sobre ruedas, diseñadas específicamente para proteger a sus ocupantes de posibles amenazas.
Además de estos dos modelos alemanes, el garaje de la Casa Real española alberga otros vehículos de prestigio, como el icónico Rolls Royce Phantom IV. Este coche es uno de los más exclusivos del mundo, con solo 18 unidades fabricadas, y es el vehículo oficial de la Familia Real en eventos y ceremonias importantes. Se lo suele utilizar en ocasiones muy especiales.
¿Qué características tiene el coche blindado del Rey Felipe?
El blindaje del Mercedes-Benz S 600 es de nivel VR9, lo que significa que puede resistir disparos de diversas armas de fuego y el impacto de pequeños artefactos explosivos. Esta protección se logra mediante la incorporación de acero en el chasis y la carrocería, así como ventanillas recubiertas de policarbonato y escudos de acero en las ventanas traseras.
El resultado es un vehículo de más de cinco toneladas y seis metros y medio de largo, equipado con sirenas, radios, baterías de arranque de emergencia y un megáfono, preparado para cualquier eventualidad. La seguridad es una prioridad absoluta para el Rey Felipe VI y su equipo, y la elección de vehículos blindados de alta gama refleja esta preocupación. Estos coches no solo ofrecen una protección sin igual, sino que también representan el compromiso del Estado español con la seguridad y el bienestar de su Jefe de Estado.
