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Prueba del Opel Crossland 1.2 Turbo Elegance 130 CV: Puro equilibrio

El Opel Crossland llegó a nuestro mercado en 2017 con el apellido ‘X’, una efímera submarca lanzada con el rediseño de mitad de ciclo comercial de la primera generación del Mokka con la que Opel pretendía diferenciar los modelos de su familia SUV con respecto a los turismos. A finales de 2020, el Opel Crossland fue rediseñado, adoptando, entre otros elementos, el nuevo diseño frontal que permite diferenciar la actual generación de modelos de la firma alemana.

Se trata de un automóvil compacto, con una longitud de 4,30 metros y una carrocería que le deja a medio camino entre un SUV y un monovolumen, y también a medio camino entre los segmentos B y C. De alguna forma, puede considerarse como un sucesor del Opel Meriva, si bien no es exactamente el mismo tipo de vehículo.

Opel Crossland 12 Turbo 130 CV Elegance 20 Motor16

El Opel Crossland se fabrica en Zaragoza

Para fabricar el Opel Crossland, los ingenieros de la firma del blitz partieron de la plataforma PF1 de PSA, estrenada por la primera generación del Citroën C3, y se decidió fabricarlo en exclusiva en la planta de Figueruelas (Zaragoza), lo que ya es motivo suficiente para que cuente con nuestra simpatía.

La gama actual cuenta con versiones diésel y gasolina. En el primer caso, el motor es un 1.5 asociado a una caja de cambios manual, mientras que si optamos por la variante de gasolina podemos elegir un 1.2 turbo de 110 CV y cambio manual o una versión de 130 CV del mismo bloque asociada a una caja de cambios automática de seis velocidades y al acabado Elegance, dotado del equipamiento más completo.

Opel Crossland 12 Turbo 130 CV Elegance 14 Motor16

Esta configuración es precisamente la elegida para nuestra prueba, y deja una factura de 24.051 euros a tocateja, que puede sustituirse por 48 cuotas mensuales de 167,03 euros, más una entrada de 5.638 euros y una cuota final de 13.150 euros.

En el caso de que quieras disponer de un vehículo idéntico al que hemos probado, con la pintura Kardio Red, los asientos tapizados en piel vuelta sintética Alcantara y cuero, techo solar y faros LED adaptativos, entre otros equipamientos opcionales, el precio rondará los 30.000 euros, y la cuota mensual sobrepasará los 230 euros.

Opel Crossland 12 Turbo 130 CV Elegance 4 Motor16

El equilibrio es la principal virtud del Opel Crossland

Dicho todo esto, nos encontramos ante un vehículo que destaca por su equilibrio. El interior del Opel Crossland muestra una buena calidad general. La postura al volante, bastante elevada, resulta cómoda, y es posible hacer largos viajes sin cansancio.

Atrás, la larga distancia entre ejes (2,60 metros) deja espacio para que dos adultos encuentren acomodo sin problemas, con espacio abundante tanto para las piernas como para las cabezas, y no echaremos en falta nada que sea realmente importante. De hecho, con el escaso voladizo trasero disponible nos sorprende poder disponer de un maletero de 410 litros que puede ampliarse hasta los 520 litros desplazando el asiento trasero hacia delante mediante unas guías que le permiten moverse hasta 15 cm.

En marcha, el motor 1.2 turbo tricilíndrico, en su versión de 130 CV y 230 Nm, permite rodar a un ritmo muy ágil. No obstante, el cambio automático no nos dejará salir desde parado con la misma soltura, aunque como contrapartida hará muy sencilla la circulación urbana, incluidos los atascos y las maniobras a vehículo parado.

No es el Opel Crossland un automóvil pensado para ir de carreras, pero responde bien en cualquier circunstancia, pasa por curva sin que la carrocería se incline en exceso, frena de forma solvente sin un acusado cabeceo y permite salir a adelantar con confianza, todo ello con unos consumos que rondan los 7,0 litros de gasolina cada 100 kilómetros.

Quizá el mayor problema del Opel Crossland sea su nutrida competencia. Y es que precisamente ese espacio que ocupa en la parte alta del segmento B le coloca en el punto de mira de rivales como los Seat Arona, Kia Stonic, Hyundai Kona, Volkswagen T-Cross, Nissan Juke, Skoda Kamiq, Toyota Yaris Cross, Volkswagen Taigo, Suzuki Vitara, Volkswagen T-Roc, Renault Captur y Suzuki S-Cross; por no hablar de los demás modelos de Stellantis como el Citroën C3 Aircross, el DS3, el Jeep Avenger o el Peugeot 2008.

Con toda esta competencia, el verdadero hándicap del Opel Crossland es que no se trata de un modelo que destaque en ningún aspecto en concreto, si bien ese equilibrio general que presenta es, al mismo tiempo, su mejor baza.