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3ยช TraveSeat 600. Maravilloso regreso al pasado

Hace unas semanas comprobรฉ que cuando parece que poco a poco el encanto de conducir desaparece y cede terreno a la rutina, a los coches sin personalidad repletos de automatismos, a las multas, a los embotellamientos o a los recorridos prรกcticos pero poco gratificantes; todavรญa existen fรณrmulas magistrales de pasarlo bien al volante sin correr, sin ayuda de la electrรณnica, sin grandes comodidades y sin un gran desembolso. Y el protagonista de este gran descubrimiento ha sido mi querido y mรญtico Seat 600, mi primer coche y una caja de sorpresas que nunca decepciona. Y es que poco a poco se estรก perdiendo la magia de conducir, el encanto de llevar un coche de un lugar a otro sin prisas, la emociรณn de estrenar coche… Estรก desapareciendo esa simbiosis hombre-mรกquina que histรณricamente ha llevado al conductor a conocer a fondo su vehรญculo e incluso a establecer una relaciรณn de cariรฑo entre ambos, algo habitual hace 40 aรฑos.

Y se da la circunstancia de que cuantos mรกs coches pruebo, mรกs interรฉs muestro por el mundo de los clรกsicos, dispuestos a transmitir al volante muchas mรกs sensaciones, o sensaciones muy diferentes, de las que transmiten los sรบper coches actuales. Serรก que ante el despliegue de tecnologรญa, que he de ser sincero a veces te deja con la boca abierta, se estรก perdiendo ese placer de la conducciรณn autรฉntica que nos otorgaban esos modelos veteranos que todavรญa hoy en dรญa surcan las carreteras sin rubor y desafiando la normal y fluida circulaciรณn de sus hermanos modernos.

Hace dos aรฑos ya tuve la ocasiรณn de comprobarlo en la primera TraveSeat cuando conduje un Seat 600 del Museo de la marca desde Barcelona a San Sebastiรกn pasando por Andorra. Y todas mis sensaciones y recuerdos se han confirmado en Mallorca, en la tercera TraveSeat, subiendo y bajando por las tortuosas carreteras de la preciosa isla de las Baleares donde el ยซpelotillaยป se ha defendido con uรฑas y dientes desafiando los desniveles, interminables kilรณmetros de curvas, el calor y la humedad y algunos factores climatolรณgicos tan perjudiciales para el 600 como es el viento.

80 Seat 600 rumbo a Mallorca

En esta ocasiรณn la organizaciรณn reuniรณ nada menos que 80 unidades de 600 que se desplazaron a la isla para recorrer hasta su รบltimo rincรณn. Y nosotros tuvimos el honor de hacerlo con un 600 muy especial. Se trata de un 600 D que un particular residente en Madrid dejรณ en su testamento al Museo de Seat. El coche se encontraba en un aparcamiento pรบblico y cuando los responsables de Seat Coches Histรณricos fueron a buscarlo la factura de su estancia en ese aparcamiento superaba en mucho lo que el coche costaba en la รฉpoca (65.000 pesetas equivalentes a 390 euros actuales). Pero Seat pagรณ y se llevรณ a casa un 600 D prรกcticamente nuevo con 22.000 kilรณmetros reales en su marcador, pero con un problema: el coche estaba totalmente tuneado, por lo que todo el equipo de mecรกnicos de Seat Coches Histรณricos se puso manos a la obra y desmontรณ por completo todas y cada una de las piezas mecรกnicas del coche hasta dejarlo en su estado original y como si acabase de salir de la cadena de montaje, lo que ellos llaman ยซen estado de museoยป. Y entonces se puso de nuevo el cuentakilรณmetros a cero. Desde entonces este 600 D, con un motor de 25 caballos a 4.800 rpm, ha recorrido 15.000 kilรณmetros, la mayor parte de ellos arrastrando un curioso y llamativo remolque idรฉntico al que se vendรญa en la รฉpoca por 15.000 pesetas (90 euros actuales). Este remolque, fabricado en la รฉpoca por la empresa Cosval de Algemesรญ en Valencia, permitรญa llevar hasta 250 kg de carga aunque ahora el equipo tรฉcnico de Seat Coches Histรณricos, comandado por Isidre Lรณpez, ha decidido limitar รฉsta a 100 kg para adecuarla a las capacidades del pequeรฑo modelo.

El ยซpadreยป de este remolque ha sido Oriol Grau que es uno de los mecรกnicos del equipo de Seat Coches Histรณricos y un autรฉntico manitas a la hora de restaurar o fabricar cosas que tengan que ver con el Seat 600. Y ademรกs de encargarse de hacer un buen nรบmero de 600 descapotables a escala dotados de pedales, ha conseguido fabricar el remolque que en su dรญa se vendรญa para el 600. Una soluciรณn para los problemas de espacio que siempre ha tenido el ยซpelotillaยป. Oriol tardรณ en construir el remolque alrededor de un mes utilizando para ello un 600 irrecuperable. Sacรณ molde de los laterales, del capรณ y del panel inferior y construyรณ a su vez un falso capรณ para cubrir la parte delantera utilizando fibra y la estructura de un remolque comercial para no tener problemas de homologaciรณn. El remolque cuenta con su instalaciรณn elรฉctrica y estรก tan bien hecho que conducir el 600 D arrastrรกndolo es pan comido porque en ningรบn momento al volante se aprecia ese peso extra ni el coche acusa en sus modestas prestaciones un sรณlo kilogramo del remolque. Incluso el mรกs que solvente comportamiento del 600 en las numerosรญsimas curvas de la isla, no se ha visto nunca comprometido por arrastrar un remolque que debiรณ sacar a mรกs de un propietario del apuro cuando llegaban las vacaciones. Aunque todos sabemos que aรบn sin remolque el Seat 600 admitรญa sin rechistar a una familia completa de cinco o incluso seis integrantes, la mascota y el equipaje de todos para un mes de vacaciones.

Un viaje inolvidable

Conducir un Seat 600 es una experiencia inolvidable. Da igual que sea un D, un E o un L, absolutamente todos los 600 tienen un olor especial, un tacto รบnico y un sonido incomparable. Y un mรญnimo despliegue de mandos y relojes que contrasta con las pantallas tรกctiles y el imponente y constante flujo de informaciรณn de hasta el mรกs econรณmico de los utilitarios actuales. En el 600 no habรญa que ยซestudiarยป mucho el libro de instrucciones, ni despistarse absolutamente nada mirando pantallas o pulsando botones: tres interruptores centrales duros y ruidosos que accionaban las luces del cuadro, las luces de posiciรณn y los limpia; un cuadro de relojes con el velocรญmetro hasta unos 120 km/h que sรณlo se alcanzaban cuesta abajo y sacando el pedal derecho por el piso de tanto pisar, el testigo de la reserva de gasolina con una aguja que no dejaba de moverse, y el testigo de la temperatura del agua, con otra aguja muy tendente a rozar la zona roja. Y lo curioso es que por entonces no echรกbamos de menos nada mรกs. Aunque debido a su tendencia al calentamiento, sรญ que se hubiese agradecido un reloj de temperatura del agua de mayor tamaรฑo y mucho mรกs preciso ya que en verano el motor del 600, mal refrigerado por concepciรณn, era una fuente de sustos, disgustos y averรญas. Uno de los pocos puntos dรฉbiles del vehรญculo que motorizรณ a nuestro paรญs en los aรฑos 50.