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Probamos el Suzuki Ignis. 1.000 kilómetros y 24 horas de aventura

La primera vez que probamos el nuevo Suzuki Ignis ya nos pusimos a pensar en alguna prueba especial para un coche que se desmarcaba del típico utilitario urbano al uso.

Con 3,7 metros de longitud, un inimaginable espacio para cuatro adultos, un motor más que suficiente para mover menos de una tonelada de peso, una tracción total muy eficaz y una imponente batería de sistemas de ayuda, similar a la que llevaría un todocamino de una clase superior, el Ignis 1.2 AllGrip Auto se perfila como un modelo básicamente urbano pero que admite, sin problemas y como demostramos en este test al límite, diferentes tipos de utilización en escenarios tan diversos como la autovía, la carretera de montaña o los caminos y pistas fuera del asfalto. Y la prueba a la que sometemos al Ignis es especialmente dura, para el coche y también para nosotros. Porque nos planteamos pasar 24 horas al volante recorriendo 1.000 kilómetros en cuatro diferentes escenarios, a cada cual más exigente.

Los primeros metros comienzan en Madrid a las 12 de la noche de un martes, con muchas horas por delante y el objetivo de comprobar su agilidad y su consumo en un entorno que le es propicio por tamaño y prestaciones. Recordemos que el Ignis se mueve gracias a un motor atmosférico 1.2 de cuatro cilindros y 90 caballos, asociado a un cambio manual de cinco marchas. Y los primeros compases nos dejan claro que el pequeño Suzuki se encuentra muy cómodo en este entorno. Los acertados desarrollos del cambio permiten utilizar muy a menudo las marchas más largas, y desde el minuto uno nos sorprenden gratamente los datos de consumo de un ordenador que se ajusta milimétricamente a los datos reales que más tarde comprobamos repostando. Al final, los 4,5 l/100 km se pueden considerar una magnífica cifra para una velocidad media de 35,7 km/h.

Es cierto que a medida que avanza la noche Madrid se queda desierta, pero también que a medida que la actividad en la ciudad se ralentiza hasta desaparecer, dirigimos nuestro rodar a zonas céntricas en las que la velocidad media se reduce mucho. Allí también comprobamos lo fácil que es aparcar gracias a su tamaño y a su mínimo radio de giro.

Entre las 4 y las 5 de la mañana de un miércoles, Madrid es una bella durmiente digna de ser recorrida lentamente. Pero siete horas callejeando se hacen cuesta arriba, aunque seamos dos. Y eso que la aventura acaba de comenzar.

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Mucho más que un modelo urbano

Circulando a 120 km/h por autovía, el Suzuki Ignis nos ha demostrado que es mucho más que un modelo centrado en la ciudad. Es ligero y rápido.Tras una mínima parada para descansar y desayunar algo, retomamos nuestro particular maratón y enfilamos la Autovía de Burgos con el objetivo de recorrer otros 250 kilómetros, en esta ocasión por vía rápida y a 120 km/h. Y el Ignis sigue sorprendiéndonos por su facilidad para adaptarse al medio y su funcionamiento en otros entornos alejados de la gran ciudad. En autovía, el Ignis mantiene la velocidad de crucero con orgullo, e incluso realizando algún adelantamiento el pequeño Suzuki acelera con decisión sin necesidad de reducir. Desde luego, no echamos de menos una sexta -que podría rebajar ligeramente el consumo-, pero tampoco nos parece que los 5,2 l/100 km sean un disparate. De hecho, no sólo no lo es, sino que es un gasto real muy contenido que permitiría recorrer casi 600 kilómetros de un tirón sin tener que parar a repostar. El Ignis se mueve bien incluso al plantear un viaje largo, y entonces llegan más sorpresas a la hora de acomodar al pasaje o cargar el equipaje. Cuatro adultos caben bien, sin espacio para regalar pero tampoco obligados a practicar contorsionismo. -Y las maletas- Pues no tan mal como hace creer su tamaño exterior. Y el respiro llega de la mano de una banqueta trasera regulable en sentido longitudinal que permite ajustar el maletero o el espacio en las plazas traseras en función de las necesidades. La cifra de partida con el asiento trasero en posición normal es, en esta versión 4×4, de 204 litros. Cifra que podría llegar a los 317 priorizando el espacio para equipaje. A las 10 de la mañana hemos recorrido los 250 kilómetros de autovía, y al parar a repostar, una conductora se acerca para interesarse por el Ignis: «me enamoré cuando lo vi en una revista, pero no me lo imaginaba fuera de la ciudad». Entonces, le explicamos lo que aún le esperaba.

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El rey de las curvas

Los Ignis 4×4 cuentan con un eje trasero multibrazo, en vez del eje rígido de los tracción delantera. Es divertido y eficaz porque sus reglajes son más bien firmes.El Ignis de tracción total es siempre noble y divertido, pero donde hemos disfrutado con él de lo lindo ha sido en un escenario ideal para los 'GTI' o cualquier artefacto con muchos caballos; un territorio aparentemente no tan idóneo para un urbanita marchoso como este: las carreteras de montaña salpicadas de curvas. En este entorno, la estupenda relación peso-potencia del Ignis, su elaborado eje trasero multibrazo con reglajes firmes de muelles y amortiguadores -diferente al eje rígido de las versiones con tracción delantera- y la elasticidad del motor de 90 caballos convierten al Ignis en un juguete eficaz y divertido que no se cansa de enlazar curvas, y que parece ir sobrado de chasis porque admitiría sin pegas bastantes caballos más. La corta distancia entre ejes y la rapidez de la dirección hacen del pequeño Suzuki un modelo preciso y ágil que traza las curvas como si tuviese dirección a las cuatro ruedas. Un coche que, gracias a la tracción total, no se separa ni un milímetro de la trazada aunque encontremos manchas de humedad, gravilla o restos de vegetación. Y que cuenta con una tercera inmensa que ofrece un generoso margen de uso del motor en curvas de radio medio y se puede aguantar sin pegas en la recta que enlaza con la siguiente curva sin tener que tocar la palanca. Forzando la marcha un poco más, yendo casi a ritmo de rallye, el ESP sí entra a veces de forma brusca y ruidosa, aunque aporta la seguridad propia de estos sistemas.Avanza el día y la temperatura ha subido hasta los 23 grados. En este punto alejado de la gran ciudad el consumo ronda los 6 l/100 km, cifra que nos vuelve a llamar la atención por baja, sobre todo teniendo en cuenta que hemos abusado de 2ª y 3ª, que parte del recorrido contaba con inclinados repechos y que en ningún momento hemos desconectado el sistema de climatización, de modo que el aire acondicionado trabaja sin tregua aunque estemos en otoño.

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Correcaminos total

Si el Suzuki Ignis nos ha sorprendido gratamente en los tres escenarios anteriormente descritos, circulando por caminos nos ha enamorado.El Ignis ya nos había dejado de piedra cuando, no hace mucho, lo comparamos en nuestro circuito de pruebas del INTA con todos los vehículos todocamino de bajo precio del mercado. Allí nos maravilló su agilidad en zonas viradas y nos sorprendió su versatilidad interior, pero sobre todo nos enamoró su facilidad para subir y bajar complicadas trialeras, o su capacidad para circular por caminos a un ritmo elevado sin que el conductor esté obligado a tener la experiencia de un Dakar o ser experto en todoterreno. La receta no es ningún misterio, pero no resulta fácil mezclar los ingredientes, ni llevarla a la práctica con la maestría con que lo ha hecho Suzuki en su atrevido nuevo Ignis. Comenzamos la última etapa de nuestro desafío en un entorno mágico, con kilómetros y kilómetros de caminos entre bosques. El 80 por ciento de la ruta entraña una dificultad media-baja, pero no por ello es aburrida. Y no lo es porque el Ignis 4×4 pide marcha y la eficacia de su sistema de tracción total le permite circular con soltura, pues el coche se agarra en cada curva manteniendo la trayectoria. La tracción total AllGrip Auto del Ignis es de acoplamiento viscoso, y distribuye par motor automáticamente a las ruedas traseras si detecta pérdidas de agarre en el tren delantero. Además, la eficaz suspensión absorbe las desigualdades del terreno y los surcos dejados por la lluvia con una facilidad pasmosa. Y las ruedas, de una medida más bien pequeña y una respuesta más bien grande, son un complemento ideal; al menos en seco, que es como lo pudimos probar. El 20 por ciento restante del recorrido, con una dificultad media-alta, obliga al Ignis en muchas ocasiones a recurrir al sistema Grip Control, que hasta 30 km/h pasa el par motor a las ruedas con más tracción frenando las que la pierden, y que se acciona desde un interruptor en la consola. Pero los 180 milímetros de altura libre al suelo y unos ángulos de ataque y salida muy oportunos ayudan al Ignis a llegar al final de la prueba sin novedad. Una grata sorpresa a todos los niveles, disponible con tracción total desde 14.150 euros.

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