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Conducimos el Hyundai i30 N. Otro gallo de pelea

El animado segmento de los GTI compactos con tracción delantera cuenta con un nuevo miembro. A los conocidos Volkswagen Golf GTI, Seat León Cupra, Peugeot 308 GTI, Honda Civic Type R… se suma ahora el nuevo Hyundai i30 N, el primer modelo de una línea N que se extenderá por otros modelos como máximo exponente deportivo de la marca coreana.

Y para emprender esta nueva vía no se ha dejado nada al azar. El desarrollo tiene como padrino a Albert Biermann, el que fuera ingeniero jefe de BMW M Performance, que de esto sabrá 'algo'.

El resultado es un vehículo redondo, apto como deportivo para el día a día porque sabe tomarse las cosas con calma, con un nivel de confort muy aceptable; aunque si se le busca, se le encuentra, porque tiene carácter y maneras de purasangre.

Con dos variantes mecánicas

El i30 N llega con dos variantes, ambas dotadas de un propulsor 2.0 T-GDI turbo bajo el capó. La primera eroga 250 CV y servirá para ofrecer un precio de partida más atractivo. La segunda añade el paquete Performance y acaparará casi todas las ventas. Esta última aumenta la potencia hasta los 275 CV, incrementa el par gracias a la función Overboost, monta un diferencial autoblocante electrónico, presenta unos desarrolos del cambio más cortos, retoca la dirección, presenta un sistema de válvula de escape variable, discos de freno más grandes y monta unos neumáticos específicos 235/35 R19 Pirelli P-Zero, por los 225/40 R18 Michelin Pilot Sport usados en la variante de acceso.

En el volante presenta dos mandos que activan los diferentes programas de conducción. El de la izquierda contempla los modos Eco, Normal y Sport; mientras el de la derecha imprime carácter con las programaciones N y N Custom. La personalidad del vehículo varía al cambiar los parámetros del motor, de la suspensión electrónica, del sonido del propulsor, del autoblocante, del control de estabilidad, de la dirección o de la función Rev Matching, que ajusta las revoluciones al reducir de marcha, provocando un efecto punta-tacón que es una delicia, 'petardeo' de escape incluido.

Probamos la versión más potente

Tanto en carretera como en circuito. Y como decíamos, pese a su 'feeling' deportivo resulta perfectamente apto para una conducción cotidiana por confort, habitabilidad o maletero, en la línea del 308 GTI o del León Cupra.

En carretera, sobre todo si está en mal estado, al activar el modo N iremos más tiempo 'por el aire' que en contacto con el piso, porque la suspensión resulta muy dura. Gracias al modo N Custom podemos ajustar individualmente todos los parámetros, por ejemplo, seleccionando el modo normal para los amortiguadores y llevar el resto en sport.

Y como colofón, la prueba de fuego en el circuito romano de velocidad de Vallelunga. Dimos seis vueltas a tope para comprobar el tacto directo y rápido de la dirección y del cambio, ver cómo el motor sube hasta 6.800 revoluciones con empuje constante desde muy bajo régimen, contemplar cómo tracciona de maravilla a la salida de las curvas debido al trabajo del autoblocante y observar cómo frena de una manera tan eficaz con unos frenos 'de la casa'.

El primer modelo N de Hyundai llega con sólidos argumentos que le sitúan al nivel de sus rivales, entre los que el 308 GTI parece el oponente más directo. Sin duda, otro gallo de pelea en el corral.